Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 409 que nombraban por su defensor á Don Martin Yabar quien havien– dose presenciado aceptó, y juró el cargo como por derecho se requie– re, entendiendose que tambien entra este en calidad de curador del menor Juan de Dios Rodríguez cuyo ministerio protesta husarlo con la mayor bigilancia, y legalidad que requiere el caso, y lo firmaron de que doy fee. Andres Rodriguez (Rubricado). Juan de Dios Rodríguez (Rubricado). Juan Martin Yabar (Rubricado). Jose Rodriguez (Rubricado). Manuel Ro– dríguez (Rubricado). Ariza (Rubricado). Flores (R?-bricado). /.396v Yncontinenti pasamos á otro quartel donde está Antonio Espino– sa el Limeño á quien le hisimos saber en igual forma dicho auto que– donde tambien sitado pára las ratificaciones y enterado de todo eli– g10 por su defensor á Don Pedro Fuentes Berrío quien aceptó el car– go, y lo firmaron de que doy fee. Antonio Espinosa (Rubricado). Pedro de Fuentes y B errío (Rubricado). Ariza (Rubricado). Flores (Rubricado). En el mismo instante y en dicho quartel donde está Narsiso Pon– ce á quien hisimos saber en igual forma dicho auto, quedando tam– bien sitado para las ratificaciones en presencia de su curador, y que– dando ambos inteligenciados lo firmaron de que doy fee. Pedro Tello (Rubricado). Narsiso Ponse (Rubricado). Ariza (Rubricado). Flores (Rubricado). /.397 Consecutibamente pasamos á la Real Carcel donde están presos Santiago Figueredo, y Manuel Gaetan á quienes les leymos é hisimos saber el enunciado auto sitandolos para las ratificaciones y haviendo quedado enterados digeron que nombraban por su defensor a los men– cionados Don Pedro Fuentes, y Berrío, quien tambien aceptó el car– go y lo firmaron de que doy f ee. Santiago Figueredo (Rubricado). Manuel Gaytan (Rubricado). Pedro de Fuentes y Berrío (Rubricado). Ariza (Rubricado). Flores (Rubricarlo). En la ·misma carcel hísimos saber dicho auto á Manuel Reyes Coco sitandole tambien para las ratificaciones, y havíendo quedado enterado nombró por su defensor á Don Santos de la Vega, quien acep-
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