Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
468 ELLA DUNBAR TEMPLE plearlos sino en las temerarias resistencias que hacían, en otros vi– les monstruosas, y peculiares á ellas. Francisco Pérez hijo político de mi parte confiesa en el Número Tercero de la que hace en 3 de Abril, que estando en su Chacra de Yancao el Domingo 15 del pasado llegó a ella Andrés Rodríguez, y le dij o que iba de parte del General Castillo por la grande confianza que tenía en él para que se puciese en camino de los Puebfos del Par– tido de Huamalíes, Tarma, etc.: "Que efectivamente, salieron acom– "pañados con Ygnacio Rodríguez; y su suegro vino a buscarlo con "dicho Andrés Rodríguez, y haviéndose encontrado en esta Ciudad, "esquina del finado Melchor Pardavé provavilisaron el viaje, y cami– naron": He aquí la prueba de que mi parte no caminó al viaje por su boluntad, sino inboluntariamente, porque manteniéndose los Yn– dios, -como es cierto se m~ntenían en la Ciudad, de ella precisamente obligaron, y con exigencia a mi parte acompañase á Perez, a fin de que diesen ambos pronto cumplimiento a su comición: corrobórase esto por la declaración del mismo Don Manuel Talancha en quanto asegura, "que después que los comicionados .dieron cuenta a Castillo, "le ordenó que pasasen á Ambo, como lo executaron, advirtipendo– "les, que diesen parte de lo que ocurriese" lo que en ygual modo, que todo lo demás ovedecieron sumisos y llenos de temor: estas razones son partes convinsentes de que Y gnacio estava subordinado, y tanto quE! sin embargo de la/. 4 58v inmoderación de Castillo, que deví~ ha– ver reparado su ancianidad, y el dilatado camino que trajo y que por razón natural le era incapas ingresar hasta el campo de Ambo, don– de todo era desorden; y altanería, sin altercar rasón alguna pasó ade– lante, y luego que se perdió de vista se ocultó, y retiró a descanzar. Ese silencio confirma el temor pánico que tenían muchos patriotas al resistirse a los mandatos de los Ynsurgentes; porque si lo huvieran echo, es consiguiente que sus vidas y Haziendas las exponían a pere– cer; esto sin observar las Leyes de la humanidad, a las quales se eco– je mi parte, mediante a los setenta años que cuenta, para que en atención a ellos; y a que es digno de absolución, en virtud de que (aunque no se niega que es atrocísimo el delito que cometió por ha– ver pasado á los Pueblos de Huama.líes á sublevarlos) fue por la instigación de los Ynsurgentes, que a no verificarlo no se dificulta lo pasaría mal; No obstante, según la conclución de la cláusula Ter– cera de la confeción de Pérez, ningún efecto causó la diligencia que hizo mi parte; porque lo resistieron los Pueblos cqn las escusas que allí se verán: efectos propios de una indigesta estolidés que poce– ciona á este anciano más digno del sepultarlo, que de mantenerlo en la/ .459 prición que sufre. Vuestra Señoría en concideración a todo lo que aquí é narrado, siendo servido, podrá mandar que mi parte, ya
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