Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

494 ELLA DUNBAR TEMPLE /. 481'· bl. /.482 (Margen supet·ior derecho) Pedro José Zeballos, se funda en la prueba anterior, coacción que sufrió, y mérito posteriormente adquirido con el ingreso a la Montaña a solicitud de los sublevados. (Al margen) Huánuco 30 de Abril de 1812. A los de su materia y tráiganse para probeer. Gonsales (Rubricado). Ante mi: Nicolás Ambrocio de Ariza (Rubricado) . Mariano Flores (Rubricado). Señor Governador Yntendente El Defensor del reo Pedro José Seballos nombrado en la cusa ge– neral que se sigue de oficio por este Govierno sobre perfidia. y su.:. blevación, y demás deducido, respondiendo al traslado que se me ha comunicado del Proceso, digo: Que en términos de Justicia se ha de servir la integridad de Vuestra Señoría declarar a mi parte por difinitiva libre de toda criminalidad, y absolverlo de consiguiente de qualquiera pena de que pudiera conceptuarce meresedor en otras circunstancias; pues así es conforme a Derecho, a lo que resulta de Autos, y a lo siguiente. Todo lo que se encuentra contrario a mi parte en e] Prosezo, se reduce á haversele visto con los Yndios en el Puente de Huayao– pampa en la noche de la irrupción, y también haver ido en su com– pañía a los convates del Aciento de Ambo, según instruyen las decla– rasiones de Don Pedro Tello, Asencio Talancha, Don Manuel Ta– lancha y Domingo Berrospi, y confesiones de José Narbarte Nar– barte, y Juan José Castillo. En quanto a lo primero, lejos de hallarse culpado Pedro José, pa~/. 482 v rece que en aquella noche, en que prin– cipió el tumulto, se hiso un mérito digno de algún elogio; por que viniendo a esta Ciudad de las tierras de Chulquillo, que tiene arren– dadas al Pueblo del Valle, y tomándola delantera a los Yndios, con el designio de dar aquí el aviso oportuno del daño que amagava, en– contró en las inmediaciones del Puente al Subdelegado de Panata– guas Don Alfonso Mejorada, al Capitán Don Diego Adalid, a Don José Mesa, a Don Pedro Espinosa, y a Manuel Ramires, a quienes efectivamente notició la resolución de los Yndios, y aseguró hallarce ya a vien poca distancia, sin duda con el objeto de que se tomasen las precuausiones y medidas correspondientes para la defensa de la Ciudad. No quedó satisfecho mi parte con esta deligencia oportuna, sino que se determinó a regresar en compañía de algunos de los

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