Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCION DE HUANUCO DE 1812 581 son su muger, cuñada y suegra, lo indemnisan, y hacen incurrir a Zierra, en perjuro de que quiere ebadirse con sus vanos subterfugios que mas lo condenan. Adbierta Vuestra Señoría de paso la diferen– cia de las declaraciones que sita el deponente Zierra, la variedad con que éste y cada una de las declarantes habla. Zierra dise en su de– posisión que los insurgentes igualmente que mi parte juntarían la Jente del varrio de la Parroquia, y se unirían en la Casa de los Acos– tas; que de allí pasarían á los varrios de San Pedro y Escuchaca: Que darían el primer golpe en la tienda de un Quintana, etc. Su muger, cuñada y suegra, no aseguran en ninguna de sus declaracio– nes que hoi.eron unas expreciones de tanto bulto, siendo así que pa– ra la misma combersasión son sitadas por el Deponente absolbiendo toda su declaración en quatro preguntas que se redusen a sindicar á los Rodrigues pero de ningún modo a mi parte. ¿Dónde están sus sitas:, Que se ha echo este testimonio auténtico que iba a proferir contra mi parte?. Buelbó a desir que el odio y la bengansa, le hiso d.esbariar en unas implicaciones tan ridículas, pues no el día de la Deposisión, sino en la noche que escribió la esquela, devía havisar los puntos que iban á tomar los insurgentes para prec3rber de este modo sus formidables pensamientos, y sólo se contenta con desir, que los Rodrigues, Ulluco, Bustamante, el Sapatero de San Francisco y otros que no conoce, ban a hacer no sé que motín, asegurando no sé que motín en su deposisión, que positivamente/. 560 v les hoió desir que iban a sorprender por la Parroquia a onde los Acostas á hunirse con ellos, y otros absurdos mas dignos del desprecio de Vuestra Señoría de su Superior atención. Pudiera calificar la mala conducta del De– ponente Zierra con desir que vibe de estos enrredos, pero no siendo esto lo respectibo al caracter de mi parte; sólo recuerdo a Vuestra Señoría que según los fundamentos que se alegan en fabor de mi par– te: Zierra es un perjuro que ha manchado el honor y conducta del Presbítero Zavala injusta, y temerariamente. No es menos falsa, vaga, y contradictoria la sindicación que le hace a mi parte Doña Ysabel de Loaisa muger de Don José Bodelon de profesión barbero como mas claramente consta del Comparendo que corre a fojas- mandado de orden de Vuestra Señoría en el que por las mismas declaraciones de as Personas que ella sita, se halla– ron presentes, y éstas no califican su dicho; es hallada en perjuro, y plenamente ha satisfecho mi parte á cada una de las sindicasiones que le hace la sitada Doña Ysabel. Esta mucho menos instruida en la Religión del Juramento que Zierra, no tubo empacho de forjar un enrredo tan mal tejido, que por si mismo, se desenrreda. Desir ella que dentró en el Combento de Nuestro Padre San Agustín, que su objeto fue botar a las mujeres de los Europeos para que los Yndios

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