Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN; DE HUÁNUCO DE 1812 727 para que la gente que traía, la entregase al Alcalde de primer voto, quien le respondió, que la retirase para precaucionar aberias; por que los Ynsurgentes yá se habian posecionado de la ciudad, y con la em– briagues no respetaban á nadie. (Al margen) 8a. Yten digan: si es verdad, que despues de los sucesos referidos, quando mi parte al ponerse el sol, entró ala ciudad, y asu casa, le asaltaron infinitos de esos Ynsurgentes, que en señoreandose con la mayor barbaridad, no respetaban ni calidad, ni autoridad, y agarran– do a mi parte por escapar la vida de sus furores, le fue preciso re– partirles el dinero que traia, despojandose de todos aquellas ropas, que cargaba en los bolsicos: esto ademas de hacerles protestar sumi– sas, para que no maltratasen su persona, de que resultó, que llegan– do a sus hogares se ocultó, y no se puso en fuga por motivo de que el Alcalde Don Pedro Espinosa bino con quatro soldados hasta Vi– sacaca, y encontrando a mi parte, lo hiso volver: solo su muger tu– vo lugar para huir a Ambo, logrando el indulto de que en la primera revolucion que hisieron los Ynsurgentes, se escapó: durante muy po– cos días de la sublevacion, interin que mi parte investigaba donde su ocultaba su muger, donde profugaron sus oficiales, procurando orde– nar todo lo desordenado que encontró ·en su casa, en su herramien- .tas, y en muchas otras agenas, que sele habian comisionado, los Yn– surgentes tomaron los caminos, y lebantaron la especie de que habia pena de la vida para el que abandonase la ciudad, o se retirase de ella: causa sobrada para que quedase de todo punto impedida la fu– ga que pretendía. (Al margen) 9a. Yten digan: Si en la s·e.gunda accion que esos Ynsurgentes hi– sieron á Ambo, mi parte fue influxo, ó tubo ~nte (roto) /.699v vencion en ella, ó si por el contrario, cargando con su muger enferma impo– sibilitada, se retiro á Tomayquichua, y a los montes de Armatanga, donde pasandola desde Ambo lo buscaron con ansia para quitarle la vida; y aunque es verdad, que recibió mi parte orden de esta supe– rioridad para que pasase· á su presencia, sino la cumplió fue no por inobediencia, sino por el temor de encontrar con los Ynsurgentes, por la enfermedad de su muger, que no tenia quien la cuidase, y por es– tar estremadamente escaso de decencia. (Al margen) lOa· Yten digan: Si saben, o tenido noticia, que al primer ingreso de Ambo, donde forzadamente llebaron los Ynsurgentes a mi parte, si este se mescló en mandar saquear, ó saqueó por su persona, como

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