Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

736 ELLA DUNBAR TEMPLE de Quicacán por la tarde, y entre los crepusculos del día y dela no– che. entró montado á ocacion que un complot de Yndios se le rodió, pues ano repartirles, el Dinero, Pañuelos, y lo demas que traía en los bolsicos de uso, lo matan, o lo atropellan: Viendolo los testigos en esta cituacion, lo contemplaron caveza de los Alsado.<3 como á los Rodrigues, Ulluco, Domingo Palomino, y otros: mejor prueva..... Asumptos tan publicos quales son ser caveza ó capitan de Yn– surgentes no se pueden ocultar aunque seguiera. Los testigos Es– pinosa, Talancha, .Rpdriguez; y Berrospi son los unicos y varios que lo denuncian sin especificar la causa y transecuentemente es savido . que los tres primeros desaparecieron de la vista de los Ynsurgentes en los primeros días de esta Ynvacion ¿Como podremos creher que esto sea verdad, sino una mera conjetura que hicieron porque vie– ron --ó supieron que la tarde del saqueo g·eneral entró montado eil la ciudad? Ochenta y siete que constan del sumario ninguno, ni por incidencia menciona que Miraval fuese caveza de Ynsurgentes; cuya denegacion palmariamente manifiesta la congetura poco puesta. Ja– más negó mi parte y en la Sexta pregunta eligió en la primera Yn– vacion de Ambo cargar la Bandera con el exército de Sublevados, concordando con todas las de posíciones de los testigos que constan de los Autos; ademas de que lo aseguraran los cínco que en abono suyo á presentado; quienes contextes en todas sus partes, en lo principal exponen los unos, que aunque llevó la Bandera fue inboluntariamen– te y sacado de su casa con· fuerza: los otros como es la Martel, que oyó a los Ynsurgentes que le decian que havía/. 706 v de recivir la pri– mera vala de los enemigos y Mercedes Beraon, que los oyó; ade llevar la Bandera á Ambo por el mismo echo de haverse escondido: La primera en la sexta pregunta apresencia suya, y en el acto de entregarle la Bandera oye que le disen se quedaria en la esquina, dandole á entender ,que lo matarian; ultimamente los sinco testigos sin escrepancia trata de que José Miraba! llevó la Bandera desde luego; pero con el rostro demudado, y medio muerto; Agregase á esto, que despues de esa expedicfon, estando la sublevacion en todo su vigor y fuerza, luego que alla proporcíon, huye mi parte a los montes de Armatanga en Tomayquichua, adonde segun el sentir de la testigo D'oña Siriaca Martel, pregunta novena tambien lo busca– van para matarlo, de donde no regresó hasta que entró Vuestra Se– ñoria con su Exercito pacificador. Nada aquestionable (sic) tiene el equivoco de escojer mi parte la vandera por no llevar Armas á causa de que presisamente fue la propuesta dentro su casa, donde los testigos no estavan presentes para oírlo ¿Será creible, que aun caveza de Ynsurgentes lo obliguen con inproperios y con amensasa a que lleve la vandera? La razon natural se opone á tan notable

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