Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
742 ELLA DUNBAR TEMPLE fama, y quanto save y puede decir so cargo del juramento que tie– ne fecho .en que s·e afirmó y ratificó siendole leyda esta su deposi– cion que no le tocan las generales de la ley es de edad de veinte y cinco años y lo firmó con Su Señoría de que doy fee. ------------... Josef Gonsales de Prada (Rubricado). José Palomino (Rubricado). Ma– riano Flores (Rubricado). /.712 (Al margen) : Antemi Nicolas Ambrocio de Ariza (Rubricado), Escribano de Su Magestad. Huanuco 19 de Mayo de 1812. A los de su mat.eria, y traiganse. Gonsales (Rubricado). Antemi Nicolas Ambrocio de Ariza (Rubricado). Ma– riano Flores (Rubricado). Señor Governador Yntendente. El capitan Don Santos de la Vega en la defenza de Manuel Re– yes (Alias Coco) contestando al traslado, y alegado de vien provado ante Vuestra S.eñoria paresco, y digo: Que la informacion produci– da que con la solegnidad devida acompaño,' manifiesta claramente que mi parte salio de los primeros á sugetar á los Yndios Ynsur– gentes al Puente de Huayaupampa, sirviendo con esmero hasta la r·etirada de los Españoles de esta ciudad, en cüio estado la conserva– cion de la vida, que es tan amable, le obligó á haser alguna mani– festacion de que hiba con eJlos, y que hera de su partido, por que de lo contrario lo pasaría mal, y se espondria a pereser. Mi parte contraído á su travajo á mantenido sus obligaciones, sin dar la menor nota de su persona, y á subsistido con desencia, sin mesclarse, ni juntarse con hombres de mala fama, como con igual– dad lo dis·en los testigos. Está de manifiesto por la misma informacion que los Yndios á todo avitante de esta ciudad/ . 712 v lo compelía con pena de la vida, pa– ra que caminasen á Ambo, en la primera y segunda vez, lo que mo– tivó para que mi parte se dirigiese forzado, y no como sele supone voluntariamente. Hay muchas cosas que se verifican acontra los sentimientos del corazon, como en aquella estacion, que por atender á su conserva– cion mi parte, fue presiso que caminase con las ideas de los Yndios, sin poderlo remediar en una ciudad de samparada, sin autoridad le– gítima, ni freno que sugetase laYnsurgencia, los robos, y asesinatos,
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