Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
748 ELLA DUNBAR TEMPLE que por oydas, y presumciones: los comparo al ciego, que habla por que oyó, y no por que vió; en consequencia de que estando presentes los principales Caudillos, que movieron y governaron alos Yndios, y complices en la Ynsurreccion, ni han tenido que mesclarme en ella, ni menos que negarme las ocurrencias, que llegaron á mi noticia, y en el momento elebé á la de estos Señores Magistrados para que to– masen las precauciones, que les acomodáse; todo está probado por sus propias declaraciones, que se encuentran en el Proceso, de que seme ha comunicado traslado, y en las que á pedimento mio se han recibido nuevamente, y se incertan á esta respuesta con la solemni– dad necesaria. El primero que me acusa es Don Manuel de la Cruz Alvarado, quien en la adicion que hace á continuacion de su declaracion de 24 de Marso, asegura "Que Don Mariano Velez le dijo: que una muger . llamada Manuela le contó, que de resultas de una pelea, que hubo la noche de Carnavales con Quintana, y otros del Pais, se refugió J ose Rodríguez en su casa, ad<:mde fue J ose Marin, y lo despachó á aquel con cartas seductivas a los Pueblos de abajo" Velez en su declara'."' cion que hace al subsequente dia confronta en esto; pero como nada había de realidad, aunque se juramenta á la muger, nada tampoco declara, y todo lo desvanece/ . 718 el comparendo, que se hace en 26 de dicho mes; sin necesidad de mendigar pruebas, los mismo Depo– nentes vindican mi inocencia, y exclarecen el equivoco, que tubieron Velez, y Alvarado. Don Nicolás Basualdo en la serie de los que me acusan és el se– gundo: despues que ignora lo que contiene la pregunta 8a. con que sele interro.ga: "Añade, que publicamente se decia, que el hijo de Marin llamado Jose há sido el Autor de la Revolucion" si como enel concepto del vulgo, de quien tomó este testigo la noticia, fuese real– mente verdadera; merecía espiar mí delito, sin que le valiese indul– gencia; aunque de todo punto se borrasen aquellos trabajos, y des– velos, con que mi fidelidad há sacrificado su vida, y serbido en la Yn~ surreccion á esta Republica, y su Patria. Parece, que lo absoluto de su Adicion es innegable: que la debe aclamar la tencion mas consi– derada, por quanto en lo subercivo de esta Anarquía irreflexivamen– te me acrimina: debía el testigo haber contrapesado su deposicion con la certidumbre que le correspondía, á causa de que por lo regu– lar el vulgo publica lo que le acomoda. junta nuevos complices á sus suposiciones; y a sus voces vagas, les añade succesores, hasta el ex– tremo de que deslabonandose por sus tramites los monumentos de conversaciones en que por solo un concepto herrado se acrimina a un inocente; descubierto todo, sino comete el testigo un perjurio, no se
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