Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 753 el Autor de los Pasquines, que realmente ignoraba; finalmente queda mi honor salvo en todo, con solo hacerle presente á Vuestra Señoria y al mundo, que sí el alcalde me obligaba á la declaracion, que quería sobre los Autores de los Pasquines, o quienes los seductores, ó com– ¡.123v plices en el Tumulto, ninguna obligacion tenia á ello, lo uno por que la Ynsurreccion estaba en su mayor ardor, y lo otro por el axioma: nemo poterat se ipsum prodere. Me han parecido celebre en extremo las declaraciones de Don Jo– se Bodelon, doña Ysabel Loaysa, doña Andrea Ordeñes, y la del Pres– bitero Don Jose Zavala: como en igual modo el comparendo, que en 8 de Abril se hiso entre Bodelon, la Loaysa, y Zavala, donde logran– do de mi auciencia Zavala se sacude, y asegura, que aunque yo, y el fuimos al Convento de San Agustín, á las retiradas que alli estaban, les influí miedo con otras palabras impersonales, que injustamente seme suponen. Ademas de que el Padre Villavicencio, que á con– tinuacion de la Ordoñes declara, y ni por incidencia menciona mi nom– bres; Zavala quiere en la tercera pregunta de la confesion que hace á 3 de Abril, que yo sea el Autor de haberse dicho: que no tenia otro consuelo, sino que no habían de volver mas Chapetones á Huanuco: Estas son sus palabras "Que observó, que Don J ose Marin, que ha– bía entrado de la calle al convento, donde el que declara estaba re– fugiado desde la noche, tomó la voz, y dijo: que el consuelo que te– nia era, que no habían de volver mas Chapetones á/. 724 Huanuco; pe– ro que no reparó mas por haberse retirado a su cas, Sin embargo de que es incompatible, que esté qualquiera refugiado; y luego se retire a su casa: es necesario advertir: que si Zavala estubo refugiado, como asegura en su declaracion, ¿por que sacó a (ilegible) y por que riño con el Padre Villavicencio, sobre que los Yndios entrasen á sa– car las refugiadas? Esté Vuestra Señoria y el mundo seguros, que no obstante a los pocos años que cuento, mi cuna no me há enseña– do, á que me profiera con obcenidad, ó impersonalidades, todo es age– no de mi modo de pensar, y en el dado caso que yo expresase algu– nas palabras chistosas, ó adequada, al sexo de las que en el convento estaban retiradas, precis~mente debían ser venerando el lugar, en donde me hallaba, el caracter de los Ministros del Santuario, que te– nia presentes, la cituacion de aquellas afligidas que clamaban justa– mente por el deplorable estado de su Patria, emigracion de sus con– sortes, el descarreo, y trabajos en que se veían con sus familias; y ultimamente por estas palabras, ú ocurrencias de San Agustin pa– rece, que no seme puede hacer crimen, porque ademas de que no me pr.oferí en terminos tán toscos, nada han abansado en el progreso de la Ynvestigacion, que se há hecho.

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