Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
118 ELLA DUNBAR TEMPLE materia esta en los Autos a que se refiere y en la contextacion que ha de darse a Su Excelencia se mando al Tribunal presente las Le– yes que cita el Señor Fiscal del Crimen acordara lo que sea mas conforme en las circunstancias presentes. Lima y Agosto de 1812.– Pare.fa (Rubricado). Lima Agosto lo./. de 1812. (Al margen) Regente. . .pino, ... guado ( ?) , Moreno, Valle, Palomeque, Villota, Bazo. Contextese a Su Excelencia conforme a lo acordado devolvien– dose inmediatamente el ultimo Quaderno al Fiscal Protector para el despacho con preferencia. (Varias rúbricas). /. Muy Poderoso Señor Lorenzo Berrocal en nombre de Jose Rodriguez en los Autos de la insubrrección de Huanuco, y lo demas deducido alegando en fuer– za de la suplica digo: En merito de justicia se ha de servir Vuestra Alteza (hablando con el debido respeto) reformar la sentencia de Vista y conmutarla imponiendo a mi parte una pena de destierro le– ve, quando no haya lugar a que se le indulte, por resultar asi del es– crito de los Autos segun persuade lo siguiente. · Es innegable que ·el delito de insubrreccion es uno de los mas estremos, y al que las Leyes miran con la mayor detestacion pres– crivi.endo por tanto sea castigado con la maxima y mayor pena que es el de la vida. Mas es tambien verdad que en el como en todos los crimenes, se consideran principalmente para graduar la grave– dad de su malicia, las dos esenciales circunstancias de advertencia Y conocimiento, como tambien de plena y absoluta deliveracion o voluntad. Este es un principio principalmente adoptado por. el de– recho, y que es la regla infalible, para decidir, la gravedad de la pe– na, que sirva de satisfaccion a la publica vindicta. / . Medido por ella el crimen de J ose ~odriguez se conoce sin mu– cha dificultad y el no es merec.edor de la aserva pena de muerte que Vuestra Alteza ha determinado, para que con ella lo espie Jose Ro– driguez, es un hombre de suma rudeza, como educado desd.e su in– fancia, en la agricultura, o travajo de chacra, no sabiendo otra co– sa, que el grosero trabajo de cultivar el campo, y ocupandose tam– bien, en cobrar las cascarillas de las montañas, a los que de cuenta de su patron Don Jose de Vidurrisaga trabajaban en esta opera-
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