Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

84 MANUEL JESUS APARICIO VEGA nueve de Ja noche sin bulla ni alboroto. Que esta es la verdad so cargo del juramento que tiene hecho, y siéndole leída esta su declaración de principio a fin, se afirmó y ratificó en ella, expresó que no le comprenden las generales de la Ley, y la firmó con su Merced por ante mí de que doy fe. Rozas.- Fray Juan de Dios Salcedo, Maestro del Número.- Ante mí: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su Majestad Público y Notario Mayor. 10' Testigo el Padre Lector Jubilado Fray Guillermo Lezama. En el propio día diez de febrero de mil ochocientos trece, ante dicho señor Alcalde fue presentado por testigo el Padre Lector Jubilado Fray Guillermo Lezama del Orden de Nuestra Señora de la Merced, de quien su Merced por mí el Escribano y en virtud de licencia de su prelado Je recibió juramento que lo hizo in verbo sacerdotis tacto pectare, so cargo del cual ofreció decir verdad de lo que supiere y fuere preguntado, y siéndolo al tenor del es– crito presentado por los electores de la Matriz dijo: Que como Sacristán Mayor de su Convento, dispuso el General para la Junta Parroquial de la Matriz que se congregó el día domingo siete del corriente con asistencia del muy ilustre señor Presidente y de su Teniente Asesor el señor Don Pedro López de Segovia, que por principio de la actuación procedieron al nombramiento de Secre– tario y dos revisores o escrutadores; que en este estado viendo que el General sin embargo de su ámbito no era suficiente para el con– curso numeroso, pidió el pueblo que saliesen al patio Jo que se efectuó, en cuyo intermedio se dirigió el Padre declarante a la sacristía, y saliendo de ella a poco rato al oír unos gritos del pue· blo, advirtió que aquéllos eran dirigidos a pedir que se pusiese en libertad a Borja y Arcllano que se hallaban presos en el cuar– tel, alegando que se trajesen las causas que se les hubiesen se– guido, y que querían conocer el delito que tenían, para que en el caso de ser delincuentes fuesen castigados, y siendo inocentes se les admitiesen en su compañía como a vecinos honrados; rei– terada esta solicitud del pueblo expuso el señor Presidente que tenían dos delitos de lesa majestad, y contra Ja religión, que sin embargo crecía la instancia porque los dos presos fuesen presen– tados en Ja Junta y la mayor parte del pueblo se dirigió al cuartel a traerlos, y entre tanto consiguieron los demás que el señor Pre– sidente expidiese dos boletas de libertad de acuerdo con el señor Teniente Asesor, quien durante el fervor del pueblo no cesó de ex– hortarlo y amonestarlo con sagacidad y prudencia a la debida moderación y respeto, con que debían producir sus instancias ante

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