Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

88 MANUEL Jl!SUS APARICIO VEGA cédulas, en tanta tranquilidad, unión y alegría, que parecía esta– ban acostumbrados a semejantes acontecimientos, y como augu– rando la prosperidad general que de ellos dimanaría, y que duró esta reunión en los términos indicados, como hasta las nueve ho– ras de la noche, en la que acompañaron muchos individuos al Je– fe hasta su casa con vivas y expresiones de reconocimiento y de regocijo común, entre ellos el Doctor Borja quien por la plurali– dad de votos obtuvo el quinto lugar entre los electores parroquia– nos. Que éste y el Teniente Asesor Segovia, se interesaron con el pueblo que acaloradamente instaba en el acto en que se estaba girando los documentos de habilitación que antecedentemente tie– ne expresados, a que saliesen fuera de la Junta los Becerra, pe– rorando el segundo a favor de ambos eclesiásticos, y señalada– mente del Cura representando la alta dignidad del Sacerdocio, y el respeto que exigía su ministerio pastoral. Que después ha sa– bido de oídos y por voz común que cuando la multitud se apoderó del cuartel, no ofendió a persona alguna, ni quebrantó calabozo alguno de los presos que le rogaban por su libertad, sino unos ba– laustres del calabozo en que estaba el Doctor Borja, a quien como al Doctor Arellano le increpaban a que saliesen fuera, sin que és– tos lo verificasen por falta de la orden del Jefe, que no veían y que se condujo el pueblo con tanta madurez, aun en este desorden que no tomaron ni aun una piedra de fusil, antes sí devolvió un varón a Don Juan Pascual Laza una hebilla de oro que había per– dido. Que al presente continúa la paz común sin notarse alboroto alguno, y que esto es lo principal que puede declarar a mérito del escrito presentado por los señores electores que se le ha manifes– tado, porque individualizar pasajes particulares, será muy moles– toso, y acaso nada conducente al fío que estos señores solicitaran. Que esta es la verdad so cargo del juramento que tiene hecho, siéndole leída esta su declaración de principio a fin, se afirmó y ratificó en ella; expresó no comprenderle más generales de la Ley que tener amistad con los presentantes, y Ja firmó con su Merced por ante mi de que doy fe. Rozas.- Francisco Sotoi;nayor y Galdos.- Ante mi: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su Ma– jestad Público y Notario Mayor. 12? Testigo el Doctor Don Antonio Otazú, español de treinta años. En la ciudad del Cusco, en diez de febrero de mil ochocientos trece años. La parte de los señores electores de la Matriz presentó

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