Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

96 MANUEL JESUS APARICIO VEGA su humildad, y de los buenos deseos que tenla de gobernar bien y en justicia. Después de todo esto se procedió a la votación de los electores que se hizo dando muchos de los ciudadanos sus vo– tos por escrito, y otros de palabra, sin que en este acto que duró hasta las nueve de la noche se hubiese oído cosa que dijese oposi– ción al decoro y respeto debidos al señor Presidente y a su auto– ridad, de que infiere el declarante que la solicitud del pueblo por la libertad de los presos enunciados, no fue sugerida por un espí– ritu menos recto, sino nacida de la persuación en que se hallaba de su inocencia, según se manifiesta de lo que comúnmente se dice que habiendo pedídole los otros presos del cuartel el mismo be– neficio, les contestaron los ciudadanos: Amigos vosotros sois de– lincuentes, éstos inocentes; en fin nombrados los cinco electores a pluralidad de votos, se retiró el señor Presidente a su casa acom– pañado de ellos y de mucho pueblo que alternaba sus vivas a él, a la buena justicia, y a la Constitución, hallándose todo el vecin– dario en una paz y quietud indecible sin que pueda rugirse la más leve expresión que desdiga de ellas, sino por el contrario se ob– serva buena armonía y correpondencia entre todos. Que esta es la verdad del juramento que tiene hecho, y siéndole leída esta su declaración de principio a fin se afirmó y ratificó en ella; expresó que no le comprenden las generales de la ley, y la firmó con su Merced, por ante mí de que doy fo. Rozas.- José Cáceres.- An– te mí: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su Majestad y Nota– rio Mayor. Señor Alcalde. Los cinco electores de la Parroquia Matriz de esta Capital, ante vuestra Merced decimos: Que habiendo produ– cido nosotros la información que convenía sobre los aconteci– mientos del día siete del presente, necesitamos que la justifica– ción de vuestra Merced !<e sirva mandar que para Jos usos que tanto importan se nos dé testimonio legal con citación del mis– mo Agente Fiscal quedando siempre abierta para continuarla Y concluirla, cosas que la angustia del tiempo ha impedido. Por tanto: A vuestra Merced pedimos y suplicamos se sirva proveer y mandar como éste contiene, y juramos en lo necesario et– cétera. Pedro Segovia.- Baltazar Villalonga.- Martín Valer.– Juan José de Olañeta.- Manuel de Borja.- Cusco, febrero once de mil ochocientos trece.- Como se pide. Rozas.- Ante mí: Ma– riano Meléndez Paez, Escribano de su Majestad Público y Nota– rio Mayor.

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