Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

100 MANUEL JESUS APARICIO VEGA el que debe ponerse en la Sala de aumento, de donde resulta la importunidad de Ja aplicación de esta ley. No lo es menos en la parte que ordena que por el Relator impedido, o ausente no se ponga persona que sirva la Relatoría, si no que lo escuse uno de Jos propietarios, pues mal puede esto verificarse en donde no hay más que uno que Jo es el de Ja antigua Sala. El segundo fundamento es el de ser doméstico del Ministro Vidaurre, el Dr. Rodríguez; esta es una falsedad enorme, pues a Ja vista de todos tiene su casa el Doctor Rodríguez en la Plazuela de San Francisco, en donde vive con su mujer y familia. Puede ser muy bien que frecuente la casa del Ministro Vidaurre, pero esto en términos que ni aún merece el nombre de comensal. En el tercer punto, que es Ja retractación del recurso, siente este Tribunal verse en Ja precisión de hablar de una materia tan odiosa, y que debería cubrirse con una losa sepulcral. Es el caso que habiendo llegado a esta Capital la Constitución Política de la Monarquía, Ja mañana del 10 de diciembre último ha proveído el Gobierno, lo que Je ha parecido más conveniente a su pronta publicación, así en los partidos, como en Ja Capital, en donde se verificó el 22 del mismo; el 13 se presentó el recurso de que habla el Abogado Arellano, firmado por varios individuos de Jos que era uno el Doctor Rodríguez, solicitando en él su pronta pu· blicación, y amenazando al Gobierno, con que ninguno obedece– ría a Jos alcaldes que lo eran entonces, si pasaban un día del mes de diciembre, con otras expresiones desacatadas. El Gobierno puso un decreto, en que les advertía que la dig· nidad de ciudadano, no excluya el respeto debido a las autorida– des legítimas. Este decreto despertó a varios de los suscriptores incautos, para que hiciesen presente al Gobierno la seducción, que habían padecido, de Jos cuales ha sido uno Rodríguez: Con– tinúa sin embargo Are!lano, y algunos otros con recursos sobre el particular, que dieron mérito al Gobierno para que librase man· damiento de prisión contra Arellano, y otro Letrado llamado Don Manuel Borja, que se ejecutó la mañana del 6 de febrero: en la del 7 se reunieron las parroquias para el nombramiento de elec– tores que absolvieron nueve de ellas con la mayor tranquilidad y orden entre once y doce del día; sólo la de Ja Compañía ha dado un día de amargura a los buenos patriotas, y amantes del orden, la que duró hasta después de las once de la noche. Desde algunos días antes habían repartido Arellano y sus fac– cionarios millares de papeletas con los nombres de los que que– rían fuesen electores; lo que han logrado sin la menor alteración

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