Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 121 señor Regente a cualquiera hora, y de cualquier envite o apunte. Ni es oculta la frecuencia de Fr. Juan Jesús Beledmita a estas y otras concurrencias en que demuestra la generosidad, quien uni– do al primero en sus intereses comunes han frustrado el efecto que esperaba el Ayuntamiento de los expedientes que entre aqué– llos y los dos Síndicos Procuradores ha organizado. El mismo fin han tenido sus sesiones dirigidas a remover (si se hallase facultarlo el Ayuntamiento) al médico del Hospital de Naturales Don Francisco Pacheco, médico del señor Regente, traí– do por él de Lima, y doméstico suyo o al menos a rebajar la ex– cesiva cantidad que este Patrón le concedió en cuerpo de Tribu– nal por la conservación del fluido vacuno, separada del salario su– perabundante que en el mismo Hospital percibe por razón de mé– dico. Iguai suerte han tenido las reflexiones de la M. Ilustre Corpo– ración por si a virtud de los cargos 1, 6 y 9 artículo 321, podría hacer se observase la última voluntad del Doctor Pereyra variada por el mismo señor Regente, únicamente para fundar una renta anual de trescientos y más pesos para su médico Pacheco en el dinero legado clara, específica y santamente a los Naturales, o nuevos Españoles de San Jerónimo, una de las parroquias de la ciudad con perjuicio a ésta y a los legatarios. Las representaciones de los dos Síndicos apoyados por el Ayun– tamiento para impedi!' legítimamente la posesión en la Sub-Dele– gación del Cercado a Don Ramón Gastedo, por persona totalmente idiota, de naturaleza desconocida, por no haber presentado su fe de bautismo, ni el pasaporte con que vino de la Península, por la necesidad que tuvo y tiene la ciudad de un Juez de Letras, y por ser más análogo a la plantificación y al espíritu de la Consti– tución y Reglamento, su provisión interina, como se ha efectuado en la de Lima, ningún efecto han tenido porque Gastedo era y es beneficiado del señor Fiscal Bedoya, y su yerno previsto en aquel tiempo; casi lo mismo sucedió con la resistencia de ambos Síndicos al asiento que dicho Subdelegado solicitó en el Cuerpo del Ayuntamiento. La conformidad de éste con el dictamen de su Segundo Sín– dico Don Francisco Sotomayor y Galdos, que sólidamente rebatió el del señor Fiscal que instaba llevarse a debido efecto el aumento que dt:spués de publicada !a liberal Constitución Política estableció la Junta Suprema de Tribunales de Lima en el precio del tabaco, para la Provincia del Cusco fue generalmente, elogiada y aprobada

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