Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

122 MANUEL JESUS APARICIO VEGA por su Excelentísima Diputación Provisional que juzgó poco con– veniente esta nueva contribución según las expresiones del Síndico. Las discusiones de la M. Ilustre Corporación Municipal a esfuerzos de este mismo Síndico por si podían impedirse las con– tinuas y dil~tadas ausencias que hacían de la ciudad los señores Magistrados Pardo, Cernadas y Bedoya, pues cree opuesta a la con– servación del orden público, y al recto Gobierno interior de la ciu– dad, la retardación de causas civiles y criminales, a más de los exorbitantes gastos ocasionados a los vecinos de fuera por la vi– sita de dichos señores en compañía de sus mujeres, motivaron que el señor Decano viniese al Tribunal por algunos de esos días y que los otros se condujesen con alguna más cautela en sus paseos. Se presenta el Regidor Don Toribio de la Torre al Ayunta– miento M. Ilustre para que informe a la Serenísima Regencia de las Españas de su conducta y del atentado con que dice le privó de abogar por año y medio la Excelentísima Audiencia, exponiendo los prevaricatos del señor Fiscal, pasada esta solicitud a la vista del Segundo Síndico hace patente por los mismos documentos presen– tados, el odio positivo de los señores Ministros al suplicante y a los abogados que no son aduladores, del mismo modo que a los señores Capitulares que no hacen consistir el respeto debido a las autoridades en los viles principios en que aquéllos fundan el res– peto y veneración que (en expresión de su Decano constante del parecer que prestó en 7 de mayo último) exigen del mismo modo que el Soberano a quien representan. El Ayuntamiento dirige su informe bajo el plan trazado por su Síndico. Este mismo le invi– ta para que ocurra a la Excelentísima Audiencia por la denegación decretada en ella de la personería que a El y a su compañero les· concede la ley por el empleo municipal que obtienen, haciendo responsables a todos de las interpretaciones e infracciones de la inestimable Constitución y protestando recurso a las soberanas Cor– tes . La Corporación ocurre con copia de la vista a su Excelencia, el que contesta en el idioma de superioridad, de ambigüedad y opuesto a lo que otras veces había ejecutado. El M. Ilustre Ayuntamiento que manifiesta por oficio al Go– bernador la repugnancia con que ha visto las patrullas comanda– das por los señores Magistrados y sus funestos resultados, recibe una contestación llena de amenaza. Al mismo tiempo intenta el Primer Síndico Procurador oficie la Corporacioo a dichos seño– res, cesen de continuar en ellas por ser opuesta igual conducta a la sabia Constitución y Reglamento que concediendo el gobierno interior de los pueblos a sus Ayuntamientos, prohibe la mezcla

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