Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 139 censure de poco meditadas e inconsultas mis providencias deberá enumerarse o en la clase de sedicioso, o en la de amante del desor– den. Y si V.S. reitera oficios de la esfera del que recibí con fecha de 6 del que rige, echase mano de la autoridad que ejerzo, conten– dré las disposiciones capitulares de V.S. bien ajenas de sus atri– buciones, persuadido que el Supremo Gobierno de la Nación aplau– dirá mi conducta ceñida a que se castigue legalmente al delincuen– te y a conservar en reposo y sin manchas una ciudad que en todos tiempos ha manifestado constancia, e inimitable fidelidad y vasa– llaje. Dios guarde a V.S. muchos años. Cusco, noviembre 8 de 1813. Martín de Concha. M. I. Cabildo y Ayuntamiento Consistorial del Cusco, 26 de noviembre de 1813. Archívese la presente contesta– ción, infórmese con ella y los incentos necesarios a la Regencia del Reino y al Excelentísimo señor Virrey. El Secretario dé una copia de este oficio y el que lo causó con una relación que dé no– ticia de sus antecedentes para que se impriman con el informe a V. E.- Martín Salas.- Antonio Ochoa.- Mariano Lechuga.– Juan Huallpa Inga.- Juan José de Olañeta.- Francisco Javier Huamantupa.- Juan Pascual Laza.- Juan Mariano Tisoc Sayri– tupa.- José Toribio de la Torre.- Doctor Rafael Ramírez de Are– llano.- Francisco Sotomayor y Galdos.- Pedro Miguel de Urbi– na, Secretario. Y para que V.E. adquiera verdadera idea de los particulares insinuados tales cuales son en sí y desprecie las noticias que se han de presentar desfiguradas y revestidas con los coloridos que facilmente se comprenden, le es forzoso al Ayuntamiento fijar algunas observaciones. Primera Jos presos por quienes se medi– taba el tumulto como dicen, son unos infelices, escasos de bienes de fortuna sin las mayores conexiones en la ciudad, a pesar de sus grados militares, han servido a nuestro Soberano en el Ejérci– to del Alto Perú con el honor correspondiente a la carrera mili– tar, al paso que el denunciante nunca ha merecido la mejor opi– nión pública, tanto que se asegura haber sido despedido del ser– vicio en el mismo ejército por motivos indecorosos a más de las causas infamantes que contra él se han seguido en distintos tiem– pos. Segunda en el espacio de más de un mes que ha transcurrido desde la prisión de los primeros, se hallan incomunicados excep– to uno; el denunciante libre por las calles protegido por quienes interesados en su denuncia y hasta el día no se ha hecho público el proceso, ni entregándoseles para expresionarse, no obstante las repetidas adiciones, y esfuerzos del denunciador para probar su

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