Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 241 quio de la verdad en cuanto me permite el derecho sobre la ob– servancia ocular y críticas organizadas en esta ciudad (en lo que existe y radicado más del medio año que expira coadjutorado, permitido y licenciado por el Ilustrísimo Prelado, reparando mi salud quebrantada) en las operaciones y desempeño ministeriales de los señores que solicitan mi transcripción. Siendo el primero quien como Alcalde Constitucional de Primera Elección, por pú– blica notoriedad ha vigilado en los deberes anexos a la justicia distributiva, sin nota en contravenir al buen uso de ella por omi– sión, pasión o condescendencia políticas asociado y dictado de los tres doctores jurisconsultos, amando la Patria, la tranquilidad en sus moradores, y resortes del bien y felicidad común, arreglado a las leyes, prevencionales de la soberana Constitución con anheld correspondiente a fieles amorosos compatriotas y diputados al buen gobierno, tranquilo y nada gravante a la quietud y sosiego del bien público, siendo por ello acreedores a la gratitud popular. Exponiendo cuanto debo en fuerza de mi ministerio en esta ciudad del Cusco, enero quince de mil ochocientos catorce. Doctor Don Claudia Vicente Aragón. COMPROBACION. - Yo el infrascrito Escribano de su Majes– tad, Público del Número, Notario de la Real Junta Unida de Diez– mos de este Obispado y Escribano de Cámara Interino de la Se– gunda Sala de la Audiencia Nacional de esta Corte, certifico en cuanto puedo y haya lugar en derecho que la firma con que se halla suscrita la certificación de la foja antecedente y dice: Doctor Claudio Vicente Aragón, es al parecer propia de puño y letra de su autor, sin que ocurra motivo de duda y a sus semejantes siem– pre se ha dado y dá entera fe y verdadero crédito en j uicio y fue– ra de él. Y para que conste doy la presente en esta muy noble, leal y fidelísima gran Ciudad del Cusco, a diez y siete de enero de mil ochocientos catorce. Y en fe de ello la firmo. Mariano Meléndez Páez. OFICIO. - Por órdenes de este Gobierno y del Excelentísimo señor Virrey del Reino, a pesar de mi quebrantada salud voy a trasladarme a la Capital de Lima a disposición del Superior Go· bierno como Alcalde Constitucional de Primera Nominación del año próximo pasado. Parece se me ha imputado el haber ofendi· do la salud pública y tranquilidad de esta ciudad, cuando es pú· blico y notorio, que he concurrido a formar, conservar y aumentar esa recomendable tranquilidad, observando una arreglada conduc·
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