Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCJON DEL CUSCO DE 1814 243 de él. Y para que conste doy la presente en esta ciudad del Cusco en diez y siete de enero de mil ochocientos catorce. Y en fe de el!~ la firmo. Ma~iano Meléndez Páez. . . OFICIO. - Por órdenes de este Gobierno y del Excele~tísimo · señor Virrey del Reino, a pesar de mi quebratada salud, voy a .tras- . !adarme a la Capital de Lima a disposición del Gobierno Superior, como Alcalde Constitucional dei Primera Nominación del año pró– ximo pasado. Parece se me ha imputado el haber ofendido la salud pública y tranquilidad de esta ciudad cuando es público y notorio que he concurrido a formar, conservar y aumentar esa recomendable tranquilidad, observando una arreglada conducta y en el desempeño de mi ministerio público la mayor exactitud en obsequio de la ley, de la justicia y demás resortes del bien y felicidad común. Y conviniéndome de llevar constancia de esto, suplico a vuestra señoría que a continuación se sirva informar y certificar con la verdad que le es característica, cuanto sepa, Je conste de público y notorio. Dios guarde a Vuestra Señoría mu– chos años. Cusco, enero catorce de mil ochocientos catorce. Martín Valer. INFORME. - Señor Conde de Villaminaya Coronel de Mili– cias Nacionales del Partido de Tinta. Tengo visto el oficio que an– tecede y a la verdad me es sensible y espantoso el tenor de su · resultado en una materia en que su misma publicidad la absuel– ve de toda duda, y si es una de las proposiciones y conviene a la salud pública su retiro a la disposición de aquel Superior Go– bierno, en mi confuso modo de pensar lo que tengo observado a los movimientos que han causado esta determinación, hallo que algún siniestoro informe ha sorprendido la justificación del Ex– celentísimo Señor Virrey, persuadiéndolo tal vez a que el lugar ha estado movido y acaso por influjo de Vuestra Merced desde el principio de estas turbaciones he estado a la mira de su origen y resultado que enredándose unos pasos con otros por cuatro hom– bres que sorprendieron este Gobierno, llega la cosa a tal incre– mento que hasta ha corrido sangre de catorce o quince individuos, ' quienes unos por curiosidad y otros movidos de su propia leal– tad se sacrificaron. Si cotejamos el mérito de los delatores y de los delatados, veo en los primeros unos hombres viciosos y que no han dadG la más pequeña prueba de fidelidad y patriotismo, y si vamos a lo segundos nos hallamos con unos individuos que han hecho el servicio en la presente época con fidelidad, amor y es-
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