Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 257 es fiel testigo de estos hechos, y los hombres que proceden sin preocupación o respetos particulares confesarán eternamente es– ta verda d. La misma que obliga a este Ayuntamiento a decir en obsequio de los solicitantes, lo siguiente: El Teniente Coronel Don Mar tín Valer, individuo de conocido mérito contraído en ser– vicio del rey y de la patria, de notoria probidad e irreprensible conducta ha desempeñado los deberes de su cargo a satisfacción del público con aquella suavidad, contracción y carácter que lo distinguen, despreciando y abandonando sus intereses, y su pro– pia salud bastante quebrantada. La pronta adminitsración de jus– ticia, la seguridad del ciudadano y conservación de sus derechos, lo han desvelado a la vista del público, siendo su juzgado el más expedito y franco para todos en general, y su principal conato consolidar y afianzar la tranquilidad de esa ciudad sujeto a las nuevas leyes, y promoviendo con la mayor contracción su cum– plimien to . El Doctor Don Rafael Ramírez de Arellano, educado con honor en los colegios de esta capital, y después de haber ser– vido al público en clase de Abogado con suma contracción y fi– delidad fue electo Primer Síndico de este Ayuntamiento con ple– na satisfacción de la Patria, y no ha observado otra conducta que promover con constancia y actividad el cumplimiento de sus atri– buciones, velando sobre los más pequeños ápices relativos a la conservación del buen orden, y felicidad pública con tan ciega adhesión a nuestra sabia Constitución Nacional que la llama su Norte, protestando ser el protomártir de ella, y a la verdad pue– de llamarse sin hipérbole, ni exageración, su protector y defensor nato cuando la mira con tal respeto y escrúpulo que no personal arbitrio para con los que se distraen de sus sabias determinacio– nes o los que abusando de su autoridad la desprecian o interpre– tan a su modo. Los papeles públicos y solicitudes sobre varios ramos de que se encargó como Síndico son el comprobante de esta inalterable virtud. El año que sirve el citado cargo ha olvi– dado los negocios y causas particulares que le costeaban su sub– sistencia a pesar de sus escasas facultades y de Ja obligación de sostener una honrada familia. El Doctor Don Francisco Paula Soto– mayor y Galdos, formado en el Colegio de San Bernardo, con con– tracción aprovechamiento y conducta propia de su educación no ha dado la menor nota de su persona en ningún tiempo, bajo de cuyo . concepto fue sin duda electo Segundo Síndico en el inmediato año pasado. Los libros de Cabildo y sus propias vistas or iginales que existen en él, publican Ja contracción, actividad y celo con que de– sempeñó Jos deberes de su cargo, sin distraerse por un momento de
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