Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

284 MANUEL JESUS APARICIO VEGA la injusticia con que ellos mismos, me designaron para abogado de pobres en lo civil de este año antes que turnasen en este cargo los letrados de mayor y menor antigüedad que yo, como se deduce del documento número 5? si no se desprecia el horror notorio que por carácter tengo al despotismo y arbitrariedad ante unos ma– gistrados "acostumbrados, en expresión del Acta Número l'", por decirlo :así a vivir en el despotismo y a medir su poderío por su arbitri0 y "voluntad"; si Ja aversión constante con que detesto la vil y baja adulación es conocida por unos funcionarios públi– cos que según virtió por escrito uno de ellos citado en el docu– mento número l ? exigen el mismo respeto y veneración que es debido al Soberano; si se atiende al trabajo y celo con que he promovido y defendido los verdaderos intereses de lai Ciudad, opuestos con los de quienes "han extinguido, como se explicó el Ayuntamiento en su acta citada por el terror el ardiente celo que los individuos del Ayuntamiento manifestaron de servir a la pa– tria", si no se disimula la confianza y buen concepto que ésta ha manifestado a favor mío públicamente, según demuesran los do– cumentos 1, 2, 4 y 5 a la faz de los poderosos rivales contraídos por el recto desempeño de mi cargo municipal y por mis impávi– das oposiciones que han experimentado, cuando han violado o in– terpretado la incomparable constitución y otras soberanas dispo– siciones de V.M. o cuando han disimulado su observancia y pu– blicación; si finalmente, no se puede ocultar mi suma adhesión a Ja Ley Fundamental de la Nación demostrada en todos los docu– mentos acompañados y mirada con aversión por quienes lejos de hacer alguna demostración de júbilo en el día de su publicación y jura, como verifiqué yo como acredita el informe del número 2? no se arredró alguno de ellos proferir según refiere el acta del número uno que perecería la Constitución y sus secuaces. Estos son, señor, el origen del miserable estado en que estoy y la única causa que movió a vuestros Magistrados citados, a in– formar contra mí uniéndose con el ,Gobernador Don Martín Con– cha y Jara como complicados en sus arbitrariedades, interpreta– ciones o inobservancias del Código Sagrado y de otros soberanos decretos que quedan suficientemente probadas y como ligados con él por los vínculos personales de ser vuestro Regente Dn. Manuel Pardo, compadre y paisano de vuestro magistrado don Pedro Cer– nadas, hermano político y ahijado de vuestro Gobernador Don Martín Concha que es consuegro futuro y de hallarse el Gober– nador con muchas causas que contra él hay promovidas en vues-

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