Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 303 o aserciones calumniantes, siendo así que ha observado siempre una conducta pacífica y recomendable, no sólo en calidad de ciu– dadano o persona privada, sino también como funcionario pú– blico, que en todas las ocasiones no se le ha notado sino una mo– ralidad cristiana, contracción al desempeño de sus obligaciones subordinación a las legítimas autoridades, genial moderación so– lícita en conservar la tranquilidad, estudiosidad, e ilustración; en fin una decidida y constante adhesión a las disposiciones sobe– ranas especialmente a nuestra Constitución Política por lo que ha mericido el común aprecio y ventajoso concepto público acre– ditado en las juntas constitucionales, tanto que aun en las úl– timas mereció la distinción de ser el primer elector de la Ma– triz de Españoles de esta ciudad, aunque por su ausencia no asis– tió ni concurrió con su sufragio a la Junta Electoral que se cele' bró, siendo V. S. digno Presidente de ella para elegir los nuevos individuos del Ayuntamiento que hoy lo componen. Todo lo que seguramente le es muy constante a V. S. y de ello ha provenido ni que en esta ocasión, ni que en otra alguna hubiese informa– do a las superioridades en contra de lo que tengo expuesto, como me hallo cerciorada y en su virtud, tanto para que desaparezca aun la sombra de cualquier recelo del ánimo de su Excelencia cuanto por ver si consigo la restitución de mi marido al seno de su familia para redimir sus indigencias. A V.S. pido y suplico se sirva informar al Excelentísimo Señor Virrey, o certificar so– bre cuanto he expresado en este escrito, y que se me entregue original para los efectos que me convengan, pues es justicia que espero jurando conforme a derecho para ello, etc. Joaquina To– ledo. Informe o certificación del señor Gobernador Intendente y Jefe Político de la Provincia del Cusco, a favor de la moralidad, ilustración, mérito y servicios de don Francisco Sotomayor y Gal– dos. Cusco, junio veinte y uno de mil ochocientos catorce.- Es cierto y me consta que Don Francisco Sotomayor y Galdos no asis– tió a la Junta Electoral que se refiere, no obstante de haber sido uno de los electores por hallarse ausente como lo estuvo tam– bién al tiempo que vino la orden de su comparendo a Lima, sien– do igualmente cierto que en ninguna ocasión he informado a las superioridades por no constarme nada en contra de lo que se ex– pone en este pedimento, que se devolverá original a la suplican-

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