Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 323 53 CERTIFICADO DEL AYUNTAMIENTO DE LA PAZ SOBRE UN OFICIO RECIBIDO DESDE EL CUSCO, ENVIADO POR EL COMANDANTE GENERAL DEL CUSCO DON JOSE ANGULO En Ja ciudad de Nuestra Señora de La Paz, a diez y nueve días del mes de agosto de mil ochocientos catorce años. Los señores del Ayuntamiento Constitucional: A saber el señor Marqués de Valde Hoyos Caballero profeso de la Orden de Calatrava y del Consejo de su Majestad, Brigadier de los Ejércitos Nacionales, Jefe Político, Gobernador Intendente y Capitán General de esta Provincia; el Regidor Don Salvador Cardon, Alcalde de Primera Elección por ausencia del propietario; el Capitán Don Juan José Loredo Alcalde de Segunda Nominación y los demás señores Ca– pitulares que se juntaron en esta Sala a tratar y conferir las co– sas del servicio de Dios Nuestro Señor, del Rey y bien de esta República, acordaron lo siguiente. - En este Cabildo se hizo presente su Señoría el señor Gober– nador Intendente de esta Provincia un pliego rotulado a este Ayuntamiento y dirigido por Don José Angulo, Comandante Gene– ral que se titula de la ciudad del Cusco. Y visto por este Congreso con Ja circunspección que ha sido correspondiente por el contexto y espíritu de rebelión que en él se trata y se deduce de las opera· ciones acontecidas en dicha ciudad, siendo éstas gravemente opues– tas a las leyes, manifestándose por todo su contenido, la escan– dalosa revolución que han perpetrado sus autores, con desafuero y deposición de las legítimas autoridades constituidas por la so– beranía, y demás sagrados derechos establecidos por la Ley, ins– truyendo al mismo tiempo su señoría de la Ley octava expedida por el señor Don Carlos Tercero, fecha en Aranjuez, a diez y siete de abril de mil setecientos setenta y cuatro con los artículos cuar– to, quinto y décimo segundo que comprenden su contenido sobre que las justicias velen acerca de los pasquines y papeles sediciosos, ocurriendo con tiempo acortar sus perniciosas consecuencias, siendo cómplices todos los que copien, lean u oigan semejantes pa– peles sin dar pronta noticia a los Jueces, procediendo contra los cómplices etcétera. Acordaron, con lo que expuso su señoría que
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