Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

366 MANUEL JESUS APARICIO VEGA 77 PARTE DEL GENERAL JUAN RAMIREZ AL SEÑ:OR MARISCAL DE CAMPO DON JOAQUIN DE LA PEZUELA La victoria que el cielo acaba de dispensar hoy a las respeta– bles armas del Rey que tengo el honor de mandar, es uno de los sucesos más singulares con que la divina mano ostenta su protec– ción en abono de ellas para confusión de los insurgentes que la provocan . Cuando tuvo V. S. por conveniente dirigir esta expedición contra los desnaturalizados revoltosos del Cusco, no pudo dudar que el primer regimiento del ejército poseído del noble entusias– mo que Je anima por la recuperación de los sagrados derechos del monarca, haría el heroico sacrificio de pelear contra sus propios padres y hermanos, si éstos, entontecidos de obcecación entrasen en Ja degradante idea de querer borrar los preciosos caracteres que inmortalizan su lealtad acendrada, y una no interrumpida se– rie de hechos gloriosso que recordará la posteridad absorta de admiración. Así se lo protestaron a V .S. bajo las seguridades solemnes que inspiran confianza, y así lo han cumplido honrosa– mente. Desde que me aproximé al pueblo de Sicasica, distante 25 le– guas de esta ciudad, iba recibiendo progresivos avisos del Coronel Don Juan Saravia, Jefe de mi vanguardia sobre el infeliz estado en que se veía este vecindario, y que el enemigo ya tenía situado su cuartel en el Desaguadero, con el apoyo de la crecida artille– ría que había tomado allí, y cuatro que condujo desde el Cusco. Apoderado de este armamento, y de cerca de mil fusiles, a sa– ber: Los de las guarniciones del Cusco, Puno, Desaguadero, y esta ciudad, y además de todas las escopetas que había recogido perte– necientes a particulares en las poblaciones sojuzgadas . No era ex– traño que conspirase atrevidamente contra mi vanguardia, la cual a mérito de repetidas reclamaciones de los vecinos de esta ciudad, procuró ocupar sus eminencias, tanto por salvar a aquéllos de ul– teriores ruinas, cuanto por imponer respeto a los rebeldes que ya se adelantaban a esta parte del río con fuerzas considerables. Atento yo, a que cualquier leve contraste, podría producir consecuencias sensibles, por Ja gravedad del mismo objeto de la

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