Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 375 Esa plaza que mantiene a V.E. tiene la calidad de ser el depósito de los más científicos decididos patriotas, a quienes de– seo complacer con esta memorable noticia para que dispongan el ánimo de V.E. a otra mejor causa, debiendo por lo mismo pros– cribir V. E . todo procedimiento sanguinario, economizando la san– gre de nuestros semejantes, opuesto al actual sistema de la huma– nidad y divina y sólidamente afirmada en América. Dios guarde a V. E. muchos años. Cuartel General de Arequi– pa, noviembre 12 de 1814.- Mateo García Pumacahua. Vicente Angulo. En: Revista del Archivo Histórico del Cusco. W 6. Cusco. 1955 p. 409. * 82 OFICIO DE GUILLERMO ZARATE AL ILUSTRISIMO SEI\IOR OBISPO DE LA PAZ, DOCTOR REMIGIO DE LA SANTA Y ORTEGA INFORMANDO SOBRE LOS SUCESOS ACAECIDOS EN LA PAZ DURANTE LA REVOLUCION DE 1814 Ilustrísimo Señor: Señor, y todo mi respeto: Los horribles asesinatos y robos que se han visto en esta ciudad el mes de setiembre anterior, por la entrada en asalto de las heces de Jos cuzqueños, pedían una dilata– da detestable historia. Sé, que algunos han tomado ese empeño, y es regular hayan remitido a esa superioridad. A mí se me han caído destrozados algunos pedazos del corazón, con la muerte de mis más caros amigos. Por la infinita misericordia de Dios perma– nezco vivo, y me he sostenido con salud y presencia de ánimo, en medio de tantas tribulaciones e inminentes peligros de perder mi cansada vida. El día del asalto me levanté a las seis de la mañana. Me re– concilié, y dije Misa en mi Oratorio. A poco cayó una bala de cu– lebrina por el techo en mi dormitorio, y destrozó la coronación de la cuja en que dormía. El día anterior al ir a la Catedral vi que se arrojaba un mozo al (f. 12 vta.) suelo. Me arrojé yo tam-

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