Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

378 MANUEL JESUS A¡'ARICIO VEGA sajes que verá V. S. l.· por el testimonio que ie incluyo. Dfrigí al– . gunas Actas. Hice concurrir a ellas al señor Vidat¡.rre, como inte– . resada en el asunto porque el Santo Concilio Tridentino, cuando prohibe la concurrencia del Vicario General a los Cabildos, habla de los exceptuados, según declaración de la· Sagradá Congrega– ción; también al Doctor Mariaca, .como Doctoral sustituto, quie– nes me sirvieron de bastante alivio con sus luces· y reflexiones. De todo lo referido he sacado en limpio que tengo enemigos en la ciudad, y por significación de un amigo, repugnan no a la per– sona, si no a .mis empleos. La prueba evidente, son lbs oficias· de Pinelo, en que reiteradas veces se ratificaba sobre que corrían pe– ligro las vidas del (f. 15) señor ;Don Jorge, y la mía, tal vez por lo que le decían nuestros· malquerientes. ¡Gracias al Señor! No nos han tachado por' injustos, codiciosos, escandalosos, violentos, ni ignorantes. Por enteramente opuestos al Partido de los Patriotas, y adictos a la causa del Rey, según la confesión de nuestros enemigos, expresada por los oficios del su– puesto general. La viva aprensión de aquellos peligros, unida con no poder contener varios desórdenes, por más diligencias, que secreta y pru– dentemente he practicado. Con el estádo de debilidad de mi sa– lud; con la edad avanzada de cerca de sesenta y siete añps que cuento para no morir con Jos reatos ·de conciencia que me ro– dean por el Gobierno con hallarme si'h .casa·, ni cómoda habita– ción para el despacho; con carecer Cle libros y pápeles, pues to– dos se han amontonado desordenadamente; me hacen suplicar rendidamente a V. S .I. se digne otorgarme la caridad de exi– mirme del Gobierno y Provisorato, para no pensar en lo sucesivo en otrá cosa que disponer mis cosas para Ja muerte. Así lo espero de la piedad de V. S. I., y del amor que me ha tenido sin mérito de mi parte. Aunque en el Cabildo de diez de octubre (f .15 vuelta), se acordó se librasen circulares para mantener la paz y tranquilidad, y no oponerse abiertamente a las ideas del Comandante en Jefe que esgrimía la espada; se entretuvo el tiempo con la esperanza de auxilio, y se consiguió el no haberlas librado. Dios Nuestro Señor guarde a V. S. I. muchos años. La Paz, 12 de noviembre de 1814. Ilustrísimo Señor Guillermo Zárate (Rúbrica) Ilustrísimo señor Obispo Doctor Don Remigio de la Santa y Ortega.

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