Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

" 384 MANUEL JESUS APARICIO VEGA níficos y dignos de las primeras glorias. Ya habeis acabado de derribar el despotismo de la España, aquel coloso, causa de nues– tros infortunios y abatimientos por la eternidad de tantos aííos. Ya disteis en tierra con los perversos que sostenían las pesadas cadenas de dolores labrados desde el infeliz día de la usurpación único título con que el español autorizaba la legitimidad de sus barbaridades. Ya consumasteis la incomparable obra de vuestra unión, ya no conoceis más señor y más dueño que vosotros mis– mos. Ya sois en una palabra felices eternamente. "Ahora pues no os alucineis: No hagais caso de los temores con que algunos fementidos procuran desalentaros. No os aco– barden las sugestiones que los desnaturalizados van urdiendo por envidia, y porque os quieren ver siempre esclavos. Velad sobre éstos, y arrancad sus cabezas dejando regadas sus barbas de san– gre, siempre que insistan en perjudicar con los tiros de su male– dkencia la seguridad perpetua de nuestra causa. "Valientes Generales: Continuad los oficiales y otros muchos que se hallaban presentes ... exhortando a todos para que siguiendo el partido de los insurgentes se incorporasen en su ejército". * 88 PROCLAMA DE ILDEFONSO DE LAS MUÑECAS "Amados hermanos: La antigua Corte de los Incas, enarboló el estandarte de su libertad y rompió las pesadas cadenas de es– clavitud y envilecimiento que por más de tres siglos le ha im– puesto la tiranía española. Ya tenéis reunidos a tan sagrada causa todos los pueblos de la provincia, pero esta Capital no contenta con esto, quiere que todos los demás pueblos americanos disfruten de igual beneficio, para este efecto va una expedición auxiliadora de hombres decididos a preferir la muerte a una. vida ignominio– sa. Compatriotas, reunidos todos no escuchéis a vuestros anti– guos tiranos, ni tampoco a Jos desnaturalizados que acostumbra-