Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 397 una denuncia falsa de un Zubizarreta, en la que complicó a mu– chos sujetos como al mismo Gobernador el señor Concha y tam– bién al confesante, lo que dio mérito a la injusta prisión del señor Intendente de Puno, pues sin requisitoria alguna lo prendió y lo remitió al Cusco a la que siguió su detención, la que se mandó suspender a pedimento del (f. 8) mismo Fiscal de la causa po– niéndosele al confesante en entera libertad y posesión de su be– neficio, y responde . Preguntado: Si en su curato o en alguna otra Doctrina, ha exhortado a sus feligreses o a otros para que sigan el partido de la seducción, y si ha tenido par te en la actual revolución, o si ha invitado a algunos para que se unan y tomen las armas en favor de los insurgentes, dijo: Que jamás en su curato ha predicado sobre este punto que en la Catedral del Cusco en una función que hicieron los insurgentes el veinte y tantos de agosto de este pre– sente año predicó a favor del Rey y de la conquista, diciendo que la Virgen Santísima había dado este Reino a los españoles desde cuyos momentos lo tuvieron por sospechoso al confesante hasta el extremo de haberle reconvenido José Angulo y de haberse expre– sado según decían que intentó hacerlo callar cuando hablaba en el púlpito, que tan lejos de haber tenido parte en la actual revo– lución a muchos indios (f. 8v.) secretamente les dio varios reales para que se fuesen, que se opuso abiertamente a que tomase Vi– cente Angulo en el dictado de sus títulos el de Apoderado de los antiguos incas del Perú arguyéndole abiertamente hasta tocar su desagrado, y resp~nde. Reconvenido, como dice no haber influido para la insurrección cuando de la sumaria consta que en el pueblo de Cabanilla, a pre– sencia de los oficiales y otros muchos que se hallaban presentes en el patio de la casa de Angulo y Pumacahua, exhortó a todos para que siguiendo el Partido de los insurgentes se incorporasen en su ejército, dijo: Que entonces al ver que andaban perjudican– do a algunos individuos por mulas y caballos sensible a los da– fios que ocasionaban a fin de evitarlos, les habló el confesante sobre el amor a la Patria justamente entendido; esto es lleno de humanidad exigiendo el que no se perjudicase a nadie, y aún elo– giando a Angulo y Pumacahua, a fin (f. 9) de que con esto se interesasen en evitar los daños presentes que se hacían y pudiese conseguir de ellos que si entraban en Arequipa no perjudicasen la ciudad, pues echó de ver por sus conversaciones que traían el deseo de saquear la ciudad de cortar el agua y obrar otros perjuicios exigiendo la circunstancia de ese tiempo el decirles que
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