Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
·' . LA REVOCUCION DEL"CUSCO DE 1814 42f ·106 ACUSACIONES FORMULADAS CONTRA EL CACIQUE MANUEL LAJO OLIN, POR SU PRESUNTA PARTICIPACION EN EL MOVIMIENTO REVOLUCIONAIIO DEL CUSCO. Arequipa, 27 de enero de 1815. Por admitida la denuncia, recíbase la información que ofre- . cen al tenor de éste y demás que convenga, y con los testigos que trajesen, y presentasen a su costa y hágaseles saber.- Tristán (Rúbrica). La exigencia de Ja Vindicta Pública y la necesidad de purgar en el día los pueblos de Jos malévolos infidentes, que adheridos a la inicua causa que llaman de la Patria, y a Jos caudillos revo– lucionarios del Cusco, amotinan e inquietan con sedu.cciones, ya de lisonjeras promesas, ya de crueles amenazas, para hacer ·de uno u otro modo Partido, y causar los graves males de la re{roJu– tión, nos impelen en cumplimiento del cargo de Alcalde, Regidor y Síndicos Procuradores del .Pueblo de Pugna a poner en conside– ración de V. S. que el Cacique Don Manuel Lajo Olin, el de aque– Jla clase como incurso, y adherido al caudillo Vicente Angulo, y muy sospechoso para seducir y amotinar aquel pueblo, mucho más cuando en él reside la autoridad de cacique. H:allándose en esta ciudad el referido caudillo vino Lajo Oli'n a verlo, y regresó lleno de satisfacción y complacencia, y con la comisión de acopiar hasta de rejones, ·para oponerse, y hacer fren– te al Ejército del Rey. La comisión por sí sola podía disculparse con la fuerza, pero el empeñó del cacique en juntar ge,nte, y las altas, su actividad escandalosa en aquel pueblo, y su sumo rego– cijo, lejos de excusarlo, suponiéndolo violentado, acreditaron a clara luz, su adhesión a la depravada causa, y el deseo de servir y complacer al caudillo Angulo como así mismo que en la entre– vista con él quedaría de acuerdo para auxiliarlo y ser su aliado. Nos confirmamos en este concepto con los .hechos, y conduc– ta posterior que ha observado dicho cacique. Es el primero, la profunda melancolía y caimiento de espíritu, que no pudo disimu– lar, y manifestó al público desde la noticia de la fuga de los in– surgentes, y entrada a esta ciudad del señor General en Jefe, Ma-
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