Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
1.A REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 431 gobernarla sino el mismo Dios, así como no lo son los hijos los que dan a su padre el derecho de gobernarles, sino que el Padre lo recibe inmediatamente de Dios. De aquí se convence que siendo el gobierno monárquico conforme al que Dios, Autor de la Natu– rnleza ha establecido naturalmente en el género humano, cual es el paterno, no recibe el Rey o Monarca legítimo y verdadero, el derecho de gobernar sus pueblos de éstos, sino inmediatamente del mismo Dios. Compruébase esto mismo con ser esta doctrina la más con– forme a la Sagrada Escritura que es la dictada por la misma sa– biduría eterna. En los Proverbios (1), nos dice Dios por mí rei– nan los reyes, y decretan los legisladores leyes justas y les da au– toridad para reinar y que ellos reinan en su lugar. En el Libro primero de los Paralipómenos (2), se nos dice por la boca de David, "Dios ha elegido a mi hijo Salomón para colocarlo en el Trono en que reina el señor sobre Israel", y en otra parte: "Salomón se sen tó sobre el Trono del Señor". El Apóstol San Pablo (3), nos dice: Toda alma está sujeta a las Potestades Supe– riores, porque no hay Potestad, que no venga de Dios, y las que existen son ordenadas o establecidas por Dios, por lo cual el que resiste a la Potestad, re~iste a Ja ordenación de Dios, y atrae so– bre sí la condenación . Asimismo, hablando del Rey dice: No en vano trae la espada, pues es el Ministro de Dios (4) no dice el Minis tro de la Nación, sino el Ministro de Dios. Estos son Jos oráculos de la Escritura dictados por el mismo Dios, el que ni puede engañarse, ni engañarnos, a cuya autoridad debemos ren– dirnos y a cuyas voces debemos creer más que a todos los discur– sos y raciocinios de Ja Filosofía humana, y después de esto vemos en la misma escritura que el Pueblo de Israel que era el Pueblo escogido del Señor, como lo es ahora cualquier Pueblo cristiano no reconocía otro Rey que a su Dios, quien le gobernaba por me– dio de sus Jueces, que él mismo destinaba, los cuales fueron quin- (!) Prov. C. 8 v.15. Per me reges regnant. (2) Paralip. C. 28 v. 9 Sed et filiis meis (filios enin mihi multos dedir Deus) elegit Salomonen filium meum ut sederet un Throno regni Do. mini super Israel. (3) D. Pau . Rom . c. 13 v. 1 Omnis Anima Potestatibus sublimioribus subbita sit. (4) D. Pau. ib. v. 4 Nom enim sine causa gladium portal. Dei enim Mi– nister est.
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