Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
432 MANUEL JESUS APARICIO VEGA ce, y el último Samuel. Empezaron lm• israelitas a entrar en el deseo de tener reyes, como los tenían li>s pueblos incircuncisos y le pidieron a Dios que les estableciera un Rey. El Señor, digno de que su pueblo no estuviese contento con la soberanía, que Dios sólo ejercía sobre él; mas accediendo a su solicitud les declaró los derechos que tendría sobre ellos el Rey, sin que el pueblo pu– diese estorbarlos con la fuerza con e!>tas palabras el derecho del rey que ha de reinar sobre vosotros será éste: Tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros, y los hará sus guardias de a caballo, para que corran delante de sus coches. Los hará sus tri– bunos y centuriones, labradores de sus campos y segadores de sus mieses, y los destinará a que fabriquen sus armas, y sus carros. Hará también a vuestras hijas sus pcrfumeras, sus cocineras y pa– naderas. Tomará asimismo lo mejor de vuestros campos y viñas, y olivares y los dará a sus siervos. y diezmará vuestras mieses y 1os esquilinos de vuestras vifias, paia darlos a sus eunucos y cria– d9s. Tomará también vuestros siervos y siervas y mozos más ro– bustos y vuestros asnos, y los aphcará a su labor. Diezmará asi– mismo vuestros rebaños, y vosotr•>S seréis sus siervos (1). Estas son todas palabras del Señor qu~ leemos en el Libro Primero de los Reyes, y en ellas vemos quc> por declaración del mismo Dios todo ló dicho podían ejecutar los Reyes de Israel impunemente · respecto de los hombres, aunqm: no respecto de Dios, el cual só– lo podía juzgarles si abusaban tle su poder. Conformado el pueblo con e:1to le designó Qios por Rey a Saúl, y después a David en cuya dinastía constituyó el Señor la sucesión de la corona, por lo que a éstt- se siguieron Salomón y los demás Reyes de Judá procedentes de la misma estirpe. Estos señala– mientos de Reyes los hizo Dios visiblemente sobre su Pueblo, de– clarando su voluntad a sus profetas y sobre nosotros los hace in– visiblemente su providencia, la cual, de quien pende todo y no del hado o del acaso desconocido por los cristianos, se ve que de un modo admirable, ha criado con distinción en el Universo diferen– tes géneros de seres, diferentes especies y diferentes clases den– tro de una misma especie; diferentes géneros como son: Aves que vuelan en los aires, bestias que andan sobre la tierra. Peces que habitan y nadan en los mares, diferentes especies. Considerad .(1) 1 Reg. c. 8 v. 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, et ait: hoc erit jus Regís qui imperaturus est vobis: filios vestros tolet, et ponet in curribus suis, faciet que sibi equites et precursores quadrigarum suarum.
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