Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUC!ON DEL CUSCO DE 1814 449 que el Señor ha puesto a nuestro cuidado amen respetuosamente a su Rey, a quien deben mirar como a una imagen sobre la tierra del mismo Dios, en cuyo nombre, y en cuyo lugar reina entre nosotros, le obedezcan con gozo, le sirvan con fidelidad, defien– óm sus justos derechos, levanten sus corazones al cielo para im– plorar sobre él la continuación de sus misericordias, pidiéndole al Creador y Gobernador del Universo, que maravillosamiente ha roto sus cadenas, y le ha colocado sobre el trono de sus padres, que lo conserve feliz e inalterable; al Dios de los Ejércitos que ha hecho triunfar a su Nación de los más fieros y aguerridos enemi– gos que continúe dando a sus valientes tropas el valor, la fuerza y la felicidad para acabar de disipar a los que se oponen a sus designios; al Dios de la justicia y de las virtudes que le ha preve– nido con bendiciones de dulzura, que siga santificándole cada día más, dándole a manos llenas luces soberanas, rectitud de corazón y acierto en todo para que gobierne su monarquía confor– me a la mente y a Ja voluntad del Señor y al mismo tiempo a estos hijos rebeldes que se han levantado contra el Padre, sin que hayan bastado para contenerles los prodigios del cielo obrados a favor de su justa causa, les haga conocer su errado e injusto modo de pensar para que se aparten de él y se sometan al Soberano, o de no los compela a ello con la fuerza · de su omnipotente brazo. Abrid Jos ojos de vuestra mente, amados hijos nuestros, os decimos una y mil veces, y no os dejéis alucinar, ni engañar por Jos insurgentes. Cuando oigáis decir que ellos vienen defen– diendo la causa de nuestro Rey, y que le proclamarán y obede– cerán cuando sepan con certeza que haya venido, y que ésté en su trono, aféctando que ignoran su venida, mirad que os quieren engañar, y que fingen ignorar Jo que de ninguna manera ignoran. Ellos saben que nuestro Rey Fernando VII está ya en el trono de España con la misma certeza con que saben que hay Madrid, que hay Roma y las demás cosas que les son conocidas con una cer– teza moral . Cuando les oigais que juran obedecer al Rey con tal que no vuelva hereje cismático o déspota, mirad que os engañan os volvemos a decir. Estas cláusulas o condiciones las han puesto en su fórmula de juramento con el fin de tener un pretexto para negar la obediencia a su Rey, para cuando ya de ninguna manera pueden ocultar que está en su trono decir si logran el intento que no lo lograrán de triunfar que no le obedecen porque ha venido cismá– tico apartándose de la Constitución Nacional, y rehusando jurar– la, porque ha venido déspota por haber abolido y anulado esta

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