Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
492 MANUEL JESUS APARICIO VEGA contrario, se lo demande. Y lo firmó; doy fe- Y entregué este ex– pediente.- (Una firma ilegible).- Doctor José María Barriga (Rú– brica).- Linares (Rúbrica). Señor Gobernador Intendente.- El acusador Fiscal nombrado en este proceso que de oficio se sigue contra el reo Manuel Santa– yana, esclavo de doña Nicolasa Salamanca, y preso en la cárcel pú– blica de esta ciudad, por haber servido de soldado en las tropas de los revolucionarios del Cusco, y preso al señor Gobernador Inten– dente de esta provincia don José Gabriel Moscoso en la acción del día diez de noviembre de año próximo pasado. Dice: Que estando bastante justiciado el delito de haber servido en las tropas de los insurgentes en la circunstancia de ser (ilegible) porque sirvió en las del Rey, se le debe castigar con la pena de tres años a un presi– dio, y que por lo que mira a haber preso y herido al señor Gober– nador Moscoso, como este delito no se halla plenamente justifica– do respecto a que los testigos son dos (ilegible) y declarar el uno ~e retractó el reo cuando fue repreguntado se le destine al mismo presidio por tres años más: previniendo que si en el curso del pro– ceso se adelanta más Ja prueba sobre este atroz delito pedirá el Fis– cal la pena que corresponde siendo ésta sólo provisional; pues sa– be Ja gravedad que encierra haber osado a prender y herir una le– gítima Autoridad, que conoció muy bien el Rey, lo era, como ha– bitante de esta ciudad, y que merece una pena proporcionada a un delito de tanto tamaño, ejecutado en uno de los más beneméritos Gobernadores de distinguida y notoria probidad. Arequipa, marzo treintiuno de mil ochocientos quince.- Dor tor José María Barriga (Rúbrica).- Arequipa, marzo treintiuno de mil ochocientos quince.- Traslado al reo; y que nombre, de– fensor o su señora, con arreglo al auto de vistas.- (Una firma ile– gible), (otra firma ilegible).- Ante mí Francisco Javier de Lin-ares. (Rúbrica). Luego yo el Escribano pasé a la cárcel, y notifiqué el traslado, mandando al reo Manuel Santayana, en su persona. Dijo: Que nom– braba, y nombró, por su defensor al doctor don Mariano de Ureta por ser su satisfacción. Esto dio por respuesta; siendo testigo el Teniente del Alguacil Mayor Mauricio Delgado; doy fe.- Linares (Rúbrica). Busqué por dos veces al doctor don Mariano Ureta, en dife-
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