Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 35 lentísimo Señor Virrey del Reino, dándole cuenta de lo acaecido en el citado siete de febrero, con todos sus antecedentes. En cuya atención, a V. Señoría Ilustrísima, pido y suplico, se sirva pro– .veer y mandar en los términos que dejo pedido y que todo eva– cuando se me entregue original con la orden correspondiente para el efecto de franqueárseme Jos testimonios que pida a los fines que me convengan. Pido justicia y juro no proceder de malicia, etcétera. Pedro López de Segovia. Decreto. Cusco, febrero veinte y dos de mil ochocientos trece. Como lo pide, y se comite (sic) al Notario Francisco de la Torre. Así Jo proveyó mandó y firmó su señoría Ilustrísima el Obispo mi Señor de que certifico. El Obispo. Francisco de la Torre, Notario Público. Diligencia. En la ciudad del Cusco en veinte y dos días del mes de febrero de mil ochocientos trece años. Yo el Notario Público hice saber el contenido del superior decreto marginal de Ja vuelta a Don Pedro López de Scgovia Teniente Asesor de este Gobierno en su persona de que doy fe. Francisco de Ja Torre, Notario Pú– blico. Citación. En dicho día practiqué Ja citación prevenida por el supe– rior decreto marginal que antecede con el Licenciado Don Domin– go Torreblanca estando en la Casa de Ja Morada en su persona de que doy fe. Licenciado Torreblanca. Francisco de la Torre, No– tario Público. Declaración. En la ciudad del Cusco en veinte y tres días del mes de febrero de mil ochocientos trece años: En cumplimiento del superior decreto marginal que antecede para la información que tiene ofrecida el Doctor Don Pedro López de Segovia, Teniente Asesor de este Gobierno e Intendencia, presentó por testigo at Reverendo Padre Lector Jubilado Fray Isidro Dávila, religioso del Convento de Nuestro Padre San Francisco de esta ciudad, de quien por ante mí el presente Notario, le recibí juramento que lo hizo, in verbo sacerdotis tacto pectore, la mano puesta al pecho so cuyo cargo prometió decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado, y siendólo con arreglo al escrito que antecede dijo: Que es verdad que la tarde del día diez de febrero vino a su celda el Doctor Don Sebastián de Ja Paliza, Rector del Real Colegio de San Ber– nardo de esta ciudad, a decirle lo útil y conveniente que era al

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