Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 513 120 PASTORAL EXPEDIDA POR EL OBISPO DE AREQUIPA LUIS GONZAGA DE LA ENCINA PARA QUE .TODA PERSONA DENUNCIE A LOS CURAS O CONFESORES QUE TRATEN DE GANAR A LOS CREYENTES EN FAVOR DE LA CAUSA DE LOS INSURGENTES Nosotros don Luis Gonzaga de la Encina: por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Arequipa, del Con– sejo de su Majestad etc. Por cuanto, aunque hemos llegado a concebir que el Clero de esta nuestra Diócesis es el más modificado de estos países y por consiguiente en el que dominan más los sentimientos de fidelidad así a nuestro amado Rey, y la detestación del sistema revolucio– m.rio por lo que hemos tocado por nuestra misma experiencia, y po.r los informes que nos hacen personas fidedignas, que han venido de otras partes, lo cual tiene muy consolado nuestro cora– zón, y damos por ello repetidas gracias al Señor, dador de todos los bienes, y que tiene en su mano los corazones de los hombres: hemos llegado, sin embargo a entender que no falta alguno, o algunos que están bien desviados de esta regla, lo que no es extra– ño, cuando en el mismo Colegio de los Apóstoles, no siendo más de doce, hubo un Judas perverso, y que estos extraviados se atre– ven a profanar el Santo Sacramento de la penitencia, a convertir la Friacu en veneno mortal, y el remedio en mayor enfermedad y que conducidos por el espíritu de Satanás, que es espíritu de división, de orgullo, y de desobediencia, se atreven a manifestar a sus penitentes, ya que les es lícito seguir el partido de la insu– rrección, y ser rebeldes, despreciar, desobedecer, y abandonar a su amabilísimo Monarca el Señor don Femando Séptimo, y a sus legítimos sucesores en la Corona y adherirse al inicuo partido de los Revolucionarios que embelesados con falsa idea de una perversa y funesta libertad, se han revuelto en estos últimos tiem– pos contra su Padre político, y legítimo Soberano con una conducta toda contraria a la voz del Señor, que resuena en laS"Sagradas Escri– turas, en las tradiciones divinas y Apostólicas, y en las declara– ciones y decretos de los Sagrados Concilios de la Iglesia, ya inti-