Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 537 pasó el río con pérdida de 3 hombres, y habiendo cogido a los ene– migos a derecha e izquierda, hicieron incalculables carnicerías, obligándolos a tomar el asilo de una serranía inmediata por don– de pudieron escapar los caudillos, y no se pudo perseguirlos por– que ya había cerrado la noche, que al haber tiempo se hubiera experimentado mayor mortandad: solamente se pillaron al coro– nel Dianderas, y al coronel yerno de Pumacahua, a quienes des– pués de darles tiempo para su disposición espiritual, se les pasó por las armas, reservando para el día siguiente al auditor de gue– ira Melgar, y al cacique de Umachiri, quedándose aquella noche el general con todo el ejército, en el mismo sitio donde les cogió la noche, sufriendo la incomodidad de la mojadura, así el general como los oficiales, y los soldados la desnudez, por haber dejado los pantalones y calzones a la otra parte del río . Tampoco se les pudo auxiilar con ninguna cosa, así por la dificultad que ofrecía li. abundancia de las aguas del río, cuanto porque no lo permitía la lobreguez de la noche; todos pasaron en vela, así ellos por estar sobre las armas, como los que estaban en el campamento al cui– dado de los caudales y equipajes. Amaneció el da 12, y dispusieron transportar el campo al lu– gar donde se hallaba el general: efectuado que fue, se dijo en ac– ción de gracias de aquel grande beneficio que Dios les había con– cedido, una misa por el capellán mayor con su Te Deum, a presen– cia de toda la tropa, quedando aquel día en el mismo lugar para dar descanso a la tropa, revisar las armas, y habilitarlos de ropa que necesitaban, pues muchos no pudieron proveerse de calzones hasta después de algunos días. En aquel día se quemaron las cu– reñas, y se despedazaron los 19 cañones ganados, y se supo por los prisioneros, que pasaron de 150, y que algunos de dichos caño– nes fueron precipitados en los remolinos del río; igualmente fue– ron contestes en sus declaraciones, que los que nos atacaron pa– saron de 36,000, inclusos 2,000 de caballería, 600 fusileros con sus armas corrientes: la mayor parte de aquéllos con lanzas y hondas y cierto número de ellos con granadas de mano, de los que se re– cogieron algunas gruesas dispuestas en sus hilos para despedir con facilidad. De nuestra parte, no ha habido más pérdida que la de un ofi– cial, un sargento, un cabo y siete soldados, inclusos los ahogados: heridos, un oficial y cuatro soldados. El día 13 se siguió la marcha, y se pasaron los dos ríos gran– des que quedaban, y los que engrosaban el de Ayaviri.
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