Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

560 MANUEL JESUS APARICIO VEGA tis retibus secuti sunt eum. Mathei.- capítulo cuarto. Inme– diatamente que oyeran la llamada del Señor dejando ese barco, y las redes lo siguieron: San Juan Evangelista San Mateo al capítulo cuarto de su sagrada historia. Celebra la Iglesia Católica el día de hoy fiesta del primer discípulo de Jesucristo y consiguientemente el primer cristiano de nuestra Santa Ley. En efecto fue este nuestro Sagrado Apóstol e ínclito Mártir San Andrés el primer Cristiano del mundo nos dice el Angélico Maestro Santo Tomás, y por esto en él que se debía de verificar a la letra la creencia de la muerte de cruz de su Maestro para que todo el orbe cristiano se ennoble– ciese con estas sus armas. Ved aquí por las más esclarecidas cosas de la cristiandad para manifestar en sus Reales Estandartes la pronta obediencia de la Ley del Evangelio, y su antigüedad en el cristianismo tomaron por su divisa esta Sagrada aspa del Martirio y muerte de nuestro apóstol San Andrés el que como el más an– tiguo apóstol y Cristiano tiene por sus especiales armas los dos ma– deros cruzados de su Maestro Jesús. Tengan muy enhorabuena todos los Apóstoles y discípulos del Señor sus especiales armas y divisas aquellos mismos tonos con los que fueron dignos de seguir al cordero, que quita los pecados del mundo; representemos muy enhorabuena la Iglesia Nuestra Madre las insignias gloriosas y tro– feos de fe. Y del" martirio de los Apóstoles y primeros mártires de nuestro Catecismo, y en su consecuencia reconozcamos en nues– tros Santos Altares la venerable imagen de San Pedro por sus lla– ves que son el fiel argumento de la potestad Apostólica dejada por Jesúcristo para el perdón de todos nuestros pecados y nuestra jus– tificación manifestándonos firme creencia, que ellas son las que en la tierra nos abren y cierran las puertas del Cielo, reconozcamos al Apóstol San Pablo con su espada, en señal de que con ella fue degollado, (como caballero romano), por la de Jesucristo; reco– nozcamos igualmente a los demás apóstoles y Discípulos del Señor en Nuestros Altares, a los unos con sierras y a los otros con cuchi– llos, a los otros con clavos afilados con los que fueron aserrados sus cuerpos, con los que fueron despedazados, con los que fueron atravesados de licores hirviendo, con los que fueron cocidos y fue– ron quemados, a los otros con puñales, con tenazas, a los otros con gurbias, a los otros con sogas con las que unos en cárceles y a eter– no fin impedidos unos, otros precipitados y a otros angustiados y lanzados todo su cuerpo con diversidad de suplicios, Sí católi– cos: Omnes Santi quanta pasi sunt tormenta ut secuti pervenirent at palman martiri: Que los instrumentos de este su glorioso marti– rio sean el perpetuo escudo en nuestros altares como los tiene

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