Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
562 MANUEL JESUS APARICIO VEGA mil leguas para nuestra felicidad y con la ruda educación nos va que si nuestras propias concupiscencia nos separan del amor fra– ternal aún viviendo en una misma causa y aún siendo hijos de una misma familia que no nos separa la ingente distancia de medio mundo, que se juzga superior al nuestro. Digan las propias leyes dictadas para este país conquistado, publíquenlo la ninguna reso– lución de las causas; y por fin el testimonio más auténtico de la tiranía que hemos sufrido en la impunidad de los delitos más atro– ces de los Magistrados. Esta impunidad es la que destruyen– do todo el orden social de las cosas, hace a los hombres enemigos de Dios, y de sus semejantes y de su Patria. Estas constantes ver– dades son las que nos han separado ya del inhumano y seductivo Gobierno Europeo más que la distancia de sus seis mil leguas, pero el dolor que vemos en nuestros días que muchos de nuestros her– manos sólo por sus particulares intereses y por su egoísmo infer– nal de ser sobre sus hermanos y no por los del bien común de la tierra que los sustenta, toman las armas contra sus hermanos que la defienden: Cuando señores: se podrá exclamar mejor que aho– ra con el Profeta Isaías: Desolata est universa terra, quin nemo– est qui recogite coride. Pues vemos desolada toda esta nuestra Pa– t ria Americana en opiniones que ya se halla como embargada su tierra con la sangre de sus propios hijos por sólo no pensar de bue– na voluntad en el bien común de esta Patria y que les interesa sus propios verdaderos intereses. Si yo con esta santa Cátedra del Es– píritu Santo, cuyo idioma no puede ser más que el de la caridad os pudiese hablar con la política de las Naciones del mundo y el derecho general de sus gentes; os propondría y persuadiría que era una de las mayores barbaridades reprobadas hasta en la gentili– dad más rústica el que vosotros en esta época feliz en la que las injusticias las injurias las contumacias y la diversidad de engaños del pupilaje y de la colonia ser una Nación libre Cristiana e industriosa como las demás del Orbe manifestaría para vuestra ver– güenza y confusión que habiendo en la misma Europa varias Nacio– nes independientes de toda dominación de menos de quinientos mil habitantes y de doscientas leguas de circunferencia unos sien– do más de diez millas de Polo a Polo, y de sol a sol no os avergon– záis ser todavía una Nación respetable para combatir a los ene– migos de nuestros derechos y con éstas nos destruimos todos per– diendo nuestra alma y nuestro cuerpo. Nolite me considere que (fusca) sine nos dice Amados Americanos esta nuestra Patria, qui decoloravit me sol: si las injusticias, las injurias las contumelias
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx