Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

564 MANUEL JESUS APARICIO VEGA hasta fojas veinte y dos y el testimonio de la cláusula de la decla– r ación de Don José Agustín Chacón y Becerra a fojas veinte y tres y aunque se han practicado las diligencias oportunas en averigua– ción de los dos Sermones no se han encontrado entre sus bienes y papeles ni los Originales ni copias. Y para que conste lo anoto. Cus– co abril cinco de mil ochocientos quince. Gamarra.- Declaración.- En la Ciudad del Cusco en seis días del mes de abril de mil ochocientos quince años. Ei Señor Doctor Don Pedro López de Segovia, Juez Comisionado para esta causa por el Señor Mariscal de Campo Don Juan Ramírez General en Jefe del Ejército auxiliatorio para la pacificación de esta Provincia mandó compare– cer ante sí al Doctor Don Juan Bautista de Araujo, Subdelegado del Partido de Paruro: De quien su merced por ante mí el Escriba– no le recibió juramento que lo hizo por Dios Nuestro Señor y a una señal de Cruz según derecho y so cargo de él prometió decir verdad de lo que supiese y fuere preguntado, y s iéndolo al tenor del Auto cabeza de Proceso, dijo: Que ha leído la Proclama citada con el título a mis compatriotas del Alto y Bajo Perú que contie– nen las expresiones más escandalosas, y denigrativas contra nues– tro Soberano e inductivas a la más negra e inicua sedición. Que le oyó los sermqnes de que se halla uno en la Iglesia de la Compañía en que a pretexto de elogiar a los llamados Mártires del nueve de Noviembre declamaba el Prebendado Carrascón contra las autori· dades legítimas presas a la sazón en el cuartel revoltoso de esta Ciudad. El otro en la Santa Iglesia Catedral que con ocasión de en– trar las tropas revolucionarias en Arequipa, y prisión de los Gene– rales el Señor Don Francisco de Picoaga, el Señor Don José Ga– briel Moscoso Intendente de esta Provincia y el Señor Don Anto– nio del Valle nombrado para la de la Paz, indujo al pueblo a demos· traciones de alegría injuriando la memoria de los Señores Goyone– che Pezuela y Ramírez, al paso que a las demás tropas del Rey. Que lo ha visto dirigiendo el muro que hace frente al cabildo. Que man– dó hacer el retrato del insurgente José Angulo el cual se trajo des– de su casa a la Puerta del Cabildo, y que a11í paseó en procesión los jeroglíficos y motes de que estaba adornado. Que como igualmen· te jamás se acercó a las personas de los revolucionarios, no pudo Ct!rciorarse íntimamente del manejo interior de dicho Prebendado con los Insurgentes. Sólo sí estaba persuadido de su intimidad con ellos del aprecio que les merecía, y que el mismo José Angulo ase– gura ser su mayor director. Que es cuanto sabe y puede decir en

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