Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCIOJ)I DEL CUSCO DE 1814 569 y suplicar por todos nosotros, que como hombres pecadores había– mos faltado a los debidos derechos de nuestros hermanos y par'\! nuestra mayor desgracia, educados en un Gobierno por tantos años, capricho en el que los mejores vasallos sufríamos una tira– nía ejercida por las manos más ineptas, como se ha publicado pa– ra nuestro consuelo y confirmación de estos heroiCos hechos: de nuestra natural libertad que celebramos por la Real Junta Suprema Gubernativa en Aranjuez en cinco de octubre de mil ochocientos ocho y se publicó en esta nuestra Gran Ciudad del Cusco de su or– den en ocho de marzo del siguiente año: Sí que podíamos esperar educados en un Gobierno, si es que merecía el nombre de Gobierno una dilapidación continua, y monstruosa de nuestros mas sagrados derechos, como dice la misma cédula, y eil su confirmación ábran– se los archivos de esta ciudad, regístrense sus expedientes sin elección y se verán en todas ellas las más increibles injusticias que hemos padecido los americanos, y hasta qué punto se han abusado de nuestra paciencia (aun de la de los buenos europeos que por una filosofía natural y cristiana hemos sido adictos a la Justicia del Perú que nos alimentaba, hablen por nosotros esas cárceles e inmun– dos calabozos en que hemos sido afligidos día y noche con inhuma– nidad, sin causa ni acusador por todo el tiempo que han querido nuestros tiranos por sólo ejercer sus caprichos, léanse esos infor– mes secretos que se han hecho ya públicos para horrorizar hasta a los hombres más insensibles. Sí mis amados compatriotas: voso– trns bien conocéis, y os consta la crueldad de · estos repetidos he– chos, y que ellos mismos son los que dieron vigor y fortaleza. en todos los tiempos a los poderosos tiranos, y exaltado a los humil– des encarcelados, en el día de hoy veis en otra Patria tierra, con– firmada la palabra de Dios en vosotros veis que aquella humilde piedra que fue reprobada por la tiranía de los que nos mandaban, ha sido hoy exaltada sobre todo este vasto Imperio del Perú, a vis– ta y confusión de los que tiranizaban nuestro patrio suelo. Os pido la atención por un breve rato, para que todos nos entendamos: Ti- 1ad una línea desde la capital de Buenos Aires a Lima, y en el pun– to de su centro elevadla a nuestra vista y veréis que forma un án– gulo (permitidme el término patrio) un Angulo Peruano hijo de la dominación española y Peruana al que la divina providencia fuit Jllum Santum in fide et lenitate, et elegit aum ex omni qarne para que todos sus pobladores, vecinos y habitantes del Perú reconocie– sen que él es el brazo fuerte de todos constituido para la pidra angular éle la libertad de nuestra patria, y es a quien juzgando la
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