Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 617 comando del doctor don José Antonio de los Ríos, mandó dicho su cacique se juntase todos los Alcaldes, Ilacatas, Alguaciles, y de– más subalternos, y juntados que fueron en su presencia, les hizo una exhortación que según se acuerda lo sustancial de ella fue en esta forma. -Hijos ya hemos visto que ha acabado de llegar la tropa del Rey de la parte de Puno, y así es pienso que todos obedezcaf!10S sus órdenes, y de pronto pasen señor a juntar mulas, y los otros al servicio de cuanto mandasen, pues necesitan mulas para pasar adelante hasta Huancané; que en esta virtud el declarante como Alcalde Ordinario, y los otros como Ilacatas se distribuyeron a di– chas órdenes en solicitud de bestias a diferentes lugares distantes del pueblo, y estando en este destino desde aquel día viernes por 1a tarde con designios de entrar el sábado por la mañana con cuan– tas mulas pudiese juntar, se encontró el declarante con la funesta novedad de la mortandad ejecutada por los caudillos Ignacio Can– sino, José María Avila, Francisco Pérez, Martincho Castillo, que éstos habían obligado a muchos indios a tan sangrienta ejecución; que en este estado vio el declarante a su cacique Flores acompaña– do con el Padre Cura todo él despavorido, y confuso, y que el de– clarante en vista de todo lo acaecido no hizo más que retirarse para su casa huyendo de las turbulencias de la plebe que según com– prende el declarante en su natural modo de juzgar no encuentra en don José Flores cosa alguna de inclinación a la parte de los partidos, y que si hizo algunos mandatos en obsequio de aquéllos fue por salvar su vida que estaba amenazada de aquellos caudillos, y otros superiores, y todo esto afirma porque dicho Flores amo– nestó al declarante, y demás indios, que siempre que apartasen a aquel Pueblo las tropas del Rey, o de la Patria, no hicieron otra cosa que obedecer sus mandatos, a fin de no experimentar otros estragos; pero que a pesar de sus cristianas intenciones sucedió aquella catástrofe sangdenta de los días once, y doce del referido mes de marzo; que esta es la verdad de cuanto le consta, y puede decir en obsequio de la verdad bajo el juramento que ha prestado, en que se afirmó, y ratificó siéndole leída su declaración, dijo ser de edad de más de cuareílta años, que no le tocan las generales de Ley, y no firmó porque dijo no saber, lo hizo su señoría, de que doy fe.- Francisco Gonzales.- Ante mí Juan de Valenzuela, Escri– bano Público de Cabildo Gobierno Intendencia, Real Hacienda, y Juzgados. Al margen.- OTRA.- Incontinenti, presentó la parte por tes– tigo a Isidro Quispe Indio natural del Pueblo de Capachica, de
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx