Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
620 MANUEL JESUS APARICIO VEGA aI declarante le llevase un envoltorio de cosas, y que fuese a traer otro indio más para que le ayude a cargar, con este motivo el de– clarante ofreciendo llevar al Sacristán de la Iglesia, se retiró, y no volvió más porque a poco después acometieron ya los rebeldes a invadir a toda la tropa, y en este conflicto el declarante tuvo por conveniente salir a los cerros a esconderse, de cuyas concavidades estuvo mirando la cruel mortandad que ejecutaron los rebeldes con toda la tropa del Rey sin saber de don José Flores la persona que había corrido: Que en este estado pasadas algunas horas, bajó el declarante a la plaza, y uniéndose con todos los demás indios estuvo observando todo el suceso, y advirtió que Flores se había escondido en casa de su madre, pero que nada le dijo al declaran– te: En estos términos se retiró el que declara para su casa a con– templar la funesta tragedia acaecida, y que según sus observacio– nes no encuentra en don José Flores complicidad alguna en el deli– to que le imputan: Que cuanto ha dicho es la verdad bajo el jura– mento que ha prestado en que se afirmó, y ratificó, leída su de– claración: Dijo de ser de edad de cincuenta años que no le com– prenden las generales de la ley, y no firmó porque dijo no saber, lo hizo su Señoría; de que doy fe.- Francisco Gonzales.- Ante mí, Juan de Valenzuela, Escribano Público de Cabildo, Gobierno In– tendencia, Real Hacienda y Juzgados. Al margen.- Otra.- Así mismo, en el mismo día presentó la parte por testigo a Buenaventura Coila, natural, y vecino del pue– blo de Capachica, hombre principal de empleos pasados que dice ser; de quien su Señoría por ante mí el Escribano, le recibió jura– mento por Dios Nuestro Señor, y una seña l de Cruz, conforme a de– recho, bajo el cual ofreció decir verdad en lo que supiere, y fuere preguntado, y siendo por el tenor del pedimento que antecede dijo: Que con motivo de la llamada del cacique don José Flores a todos los principales, Ilacatas, y Mandones, concurrió aquel día viernes en que habían salido de las balsas los soldados del Rey, bajo el co– mando del doctor don José Antonio de los Ríos, y amonestó que todos acudiesen con sus servicios, que así el declarante se mantuvo hasta cerca de las oraciones, observando las distribuciones que ha– cían, y por tener su estancia algo distante se despidió de ellos con ánimo de asistir al día siguiente: pero que aquella noche, habían acometido los rebeldes contra la tropa del Rey, y al amanecer has– ta las doce del día ejecutaron la cruel mortandad que se ha hecho notoria: Que el declarante ignorante de este suceso por la distan– cia en que se hallaba se puso en camino para el pueblo, y se en-
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