Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

622 MANUEL JESUS APARICIO VEGA rarían; que el declarante se pasó por delante, y fue a dormir a la estancia Pacajata en casa de Francisco Umpire: Que al otro día cuando volvió el declarante al pueblo con su compañera, y el Al– calde Francisco Pauccar vio que ya estaba en lamentable tragedia, y por la tarde lo encontró a don José Flores, en su casa todo lleno de lágrimas, y confusión haciéndoles cargo a todos los Alcaldes que allí estaban presentes, diciéndoles que cómo habiéndoles dado órdenes de que fuesen a juntar mulas para despachar la tropa del Rey se había ido a juntar indios para cometer aquella traición in– humana de tanta mortandad a que los circunstantes no respondie– ron ni una palabra: Que en esta circunstancia se retiró el declaran– te para su casa, sin haber visto otra cosa en el citado Flores, que mucho dolor y sentimiento c!e cuanto lleva expuesto: Que no conci– be en dicho Flores sino mucha lealtad hacia el servicio del Rey, y que son falsas las calumnias que las gentes mal informadas le quie– ren imputar: Que esta es la verdad de cuanto le consta, y puede de– cir so cargo del juramento que hecho tiene, en que se afirmó y ratifi– có leída su declaración; dijo ser de edad de cuarenta años que no le toca las generales de ley, y no firmó porque dijo no saber, lo fir– mó su Señoría; de que doy fe.- Francisco Gonzales.- Ante mí, Juan de Valenzue/a, Escribano Público de Cabildo, Gobierno Inten– dencia, Real Audiencia y Juzgados. Al margen.- Otra.- En igual conformidad presentó la parte por testigo a don Francisco Paula Torres, Teniente del Segundo Ba– tallón de Patricios del Partido de Azángaro, y vecino de esta ciu– dad de quien su Señoría, por ante mí el Escribano le recibió jura– mento por Dios Nuestro Señor, y la Cruz de su Espada según esti– lo militar, y el susodicho le hizo como se requiere bajo del cual le ofreció decir verdad en lo que supiere, y fuere preguntado y siéndolo al tenor del escrito que antecede dijo: Que con motivo de haber ido de esta capital de orden del señor Gobernador Inten– dente don Manuel Químper, bajo el comando del doctor don José Antonio de los Ríos y don Alejandro Benavente en la expedición para Capachica, con destino de pasar adelante hasta Huancané, vio la funesta tragedia acaecida en Capachica, y experimentó el de– clarante personalmente junto con los demás que corrieron la infeliz suerte de perder la vida, y que omitiendo referir las demás cir– cunstancias porque sería proceder en infinito sólo se contrae a lo substancial del petitorio. Y es que don José Flores, luego que llegó nuestra tropa al pueblo Capachica se presentó acompañado con el padre cura y nuestros jefes ofreciéndose con toda veneración a ser-

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