Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 625 a pedimento de la parte interesada y mandato Judicial, en esta ciudad de Puno a cuatro días del mes de marzo de mil ocho– cientos dieciseis años · entre renglones.- Del Teniente Asesor • Vale.- En testimonio de verdad.- Juan de Valenzuela (Rúbrica) Escribano Público del Cabildo, Gobierno Intendente, Real Audien– cia, y Juzgados.- Derechos al anterior. Los ciento quince pesos que V.M. me remite, he mandado se pasen a cajas Reales y allí se le ministre la debida certifica– cwn. Encargo a Vuestra Merced doble todo su celo en la con– tribución de tributos que tanto se necesitan en el día y en man– tener el orden de ese pueblo, tomando cuantas providencias le sean posibles en su seguridad, e inquisición de los movimientos del enemigo.- Dios guarde a Vuestra Merced muchos años. Puno marzo diez de mil ochocientos quince. Manuel Químper. Vista ésta y sin demora entregará usted al Capitán don José María Avila la cantidad de contribuciones que tiene en su poder reservada sin haber para qué, con qué fin, para quién, y para cuándo: Tenga usted presente que sobre este particular ya le tengo comunicada orden: Usted quiere hacer caso y yo lo apre· cio tanto que por ello lo he de hacer traer en anda y sin velas como Santo que pasó su fiesta y no digo más.- Dios guarde a Usted muchos años.- Cuartel General de Paucarcolla y mayo pri· mero de mil ochocientos quince.- F rancisco Monroy (Rúbrica).– Don José Flores (Rúbrica). Señor Gobernador Intendente.- Don José Flores, puesto a los pies de us ted con el más profundo rendimiento que exige m i subordinación y respeto, digo: Que las penurias, y aflicciones que me sitian, pasan al grado de tocar a exasperación, tanto por ha· liarme privado de la vista natural, cuanto porque mis escaseces me sujetan a Ja última miseria de no tener cómo alimentarme, ni auxiliar mi crecida familia de mujer e hijos, mucho menos para adelantar mi vindicta pública, a pesar de que los documen· tos que pongo an te Ja celosa integridad de ustedes fuera de otros que tengo entregados a ustedes en Paucarccolla por mano de don Tomás Negrón Jos que en bastante forma me indemnizan, darán toda idea de la sencillez de mi conducta; como también de la ma· la fe, y temeridad de mis émulos, quienes se arrastraron sin es– tímulo sindicarme en un asunto en que patéticamente se esclarece la sospecha que de mí tenían los rebeldes que advirtieron lo opues– to que yo era a sus delirantes sistemas. La providencia en premio
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