Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
626 MANUEL. JESUS APARICIO VEGA de mis sanas intenciones sólo pudo salvarme la vida bastante amenazada de los caudillos de la Armada, y así mismo dirigió mis pasos y lograr del perdón que usted representa en nombre del Rey a los delincuentes sin embargo se haría cierto, limpio de ia horrible mancha de ser traidor, y rebelde; parece que los pa– peles de fojas cuatro y cinco como también las informaciones de fojas ocho vuelta, hasta fojas dieciseis, delínean mi inocencia, y lo adverso que les era a los perturbadores de la paz, y pou este motivo procuran siempre los rebeldes amilanarme y sólo las sencillas máximas de que me valí podrían haberme conservado la vida sumamente perdidos asimismo, en todo aquel tiempo, no se ha notado en mi acción agravante contra ningún individuo, ni sus bienes, antes sí hice cuanto bien pude, y brotaba mi corazón en solicitud de la tranquilidad y sosiego, distrayéndolos de todo descarriado paso, y fatales pensamientos aparentándose una de sus delirantes ideas; parece que no había persona que me haya visto en ninguna acción de asesinatos, robos, saqueos y otros semejantes hechos, ni menos he sido caudillo, como otros lo han sido, y si como la emulación me ha sindicado cuanto la maledi– cencia podía brotar; cómo los caudillos no se acordaron de gra– duarme, como a muchos lo han hecho; antes me tenían tolerado así se expresa en su oficio el rebelde Carreri. Como mi fidelidad al Rey ha sido constante, siempre he procurado auxiliar sus tro– pas en cuanto he podido dando asimismo parte a cada paso a este Gobierno del menor movimiento del enemigo que se hallaba en Huancané, cuyo contesto, y del dinero que tuve enterado en estas Arcas, días ante~ del funesto hecho de aquel pueblo acom– paño a ustedes juntamente con otro oficio del caudillo Monroy en que me exige por dicha plata, pero a pesar de sus continuas reconvenciones de Huancané, tuve a bien enterarlos aquí, y si se– gún me dicen mis émulos que fui traidor ¿cómo hice este servicio al Rey exponiendo mi vida? En fin señor la piedad de Vuestra Señoría en quien ha depositado el más amado de los Monarcas su Real Autoridad, mirando. mi lealtad al Soberano la serie de trabajos que padecí con el rigor de los rebeldes, y condolido de éstos, y del cúmulo de aflicciones que me sitian, se dignará decla– rarme por libre, para arbitrar medios que auxilien mis necesida– des, y las que experimentan mi crecida familia, pues sólo pende la sinceridad en que vuestra señoría me dé soltura para poder hacer mis diligencias, así para sindicarme, como para mi subsis– tencia; pues aun cuando me sea suficiente la información y docu– mentos que presento, prometo presentar, y seguir otras de más
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