Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 627 valor, si fuese del agrado de vuestra señoría com1s10nar alaún sujeto que vaya aquel pueblo: Por lo que a vuestra señoría pÍdo, y suplico se digne franquearme la soltura que solicito, para con ella buscar los alimentos de que carezco, y recoger mi corta cose– chita, que según sé, poco han dejado ya los ladrones; asimismo continuar la calificación de mi ignorancia, contra la maledicen– cia que ha intentado sindicarme, juro no procedo de malicia y para ello etc.- losé Flores (Rúbrica). Incontinenti yo el Escri– bano hice notorio el decreto marginal antecede en este pedimento al señor Alcalde Ordinario de Primer voto de esta ciudad y haber quedado inteligenciado de su tenor, doy fe.- Valenzuela. (Rúbrica). Y luego yo el Escribano notifiqué e h ice saber el citado Decre– to al ocurrente, y le entregué para su cumplimiento: doy fe.– Valenzuela (Rúbrica). Señor Alcalde del Primer voto.- Don José Flores, vecino del pueblo de Capachica, arraigado en esta ciudad, en la mejor forma que haya en derecho ante la recta justificación de Vuestra Ma– jestad parezco, y digo: Que hace el espacio de más de tres meses, a que estoy cumpliendo el precepto puesto por el gobierno de presentarme todos los días en su Juzgado, sin faltar a lo mandado, experimentando diariamente muchos ultrajes y oprobios de va– rias personas de esta ciudad, quienes a mi parecer ya no tienen religión ni caridad, pues no sólo conmigo se esmeran en estropear sino también con estas infelices criaturas mis hijas a quienes me las estropean a cada instante, así en obras, como palabras; pues no soy dueño siquiera de ir a misa; más la situación tan lamenta– ble en que me veo me aflige de ver que no puedo cómo ubicar un medio real para mi mantenimiento y el de mi familia su– friendo mayores necesidades, pues hasta los míos se han olvidado de mí, y mi mujer en primer lugar la que no se digna de man– darme alguna comida después de haber tenido mis cortas chacritas pues sé con evidencia que todo lo ha desbaratado, anteriormente nos ha dejado a mí y a mis hijas al parecer, empleando tan fuera de razón, y con iniquidad que no le puedo declarar a boca abierta, pero ya le tuve apuntado a usted y así por unos hombres vagantes mis mayores enemigos han disfrutado mi pobreza, y yo estoy aquí sacrificándome en buscar un real para la plaza, y sabe Dios con qué trabajos el fin de estos sujetos es acriminarme dia– riamente y estar propagando voces contra mí a fin de que no pueda ni lograr la restitución a mi casa, y tomar razón de mis cosas,

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