Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 677 el conocimiento más cumplido de la conducta y opinión de los re· beldes y de sus partidarios. Luego que se ha hallado restablecido al ejercicio de sus funciones, ha pasado a l Virrey del Reino la representación que acompaña en copia bajo del No. 1, apoyada del informe del General del Ejército restablecedor del orden que asi– mismo va adjunta con el No . 2, cuyo objeto es la incorporación de Ja provincia de Arequipa a ésta, y la traslación de este dicho Tribunal a aquella capital. Y aunque no duda que el Virrey se penetre de las poderosas razones en que se funda el Tribunal para el fin que se propone, no deja de comprender la dificultad que allí se le puede ofrecer para llevar a efecto este proyecto; pues la Real Audiencia de Lima, con cuyo acuerdo es natural consulte la materia, interesada tal vez en conservar dentro de su territorio aquella provincia alejará el espíritu del Virrey de una novedad, cuya importancia al Real servicio no pueden conocer en toda su extensión, los que no pulsen de cerca las razones en que se funda. Es conforme que la Real Audiencia de Lima, se halla siem– pre con muchos negocios rezagados, por no alcanzar a su despacho, y lo es asimismo que la del Cuzco expide en dos días de la semana todos cuantos le ofrece su actual territorio. Lo es en la propia forma, que la ciudad de Arequipa dista ele la de Lima 250 leguas, y de esta Capital solas 80; y que fija allí la Audiencia no queda nin– gún punto de su departamento' a distancia de cien leguas, sobre cuyo particular y los demás que comprende la citada representa– ción hecha al Virrey, podrán informar a V. E. los Diputados de la citada provincia de Arequipa, a quienes entre sus instrucciones se les ha comunicado la del remedio de los ingentes perjuicios, atra· sos y menoscabos en la administración de justicia, que siente con su subordinación a la enunciada Audiencia de Lima . Esta medida en parte se halla recomendada con el ejemplo de la Audiencia de Quito, que fijó en la ciudad de Cuenca el General del Ejército Pacificador de aquella provincia de resultas de las repetidas conmociones de dicha Capital, que es lo mismo que ha sucedido en ésta y cuyos acaecimientos obligan en buena po– lítica a cercenar en cuanto sea posible los medios de decoración incompatibles con los sentimientos de su vecindario, que han dado pretexto a Jos escandalosos movimientos de la actual época. Lo que ha acordado este Tribunal elevar al conocimiento de S .M. por medio de V. E. para que convencido su real ánimo de la importan– cia de esta medida, y de la sana intención de los Ministros que
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