Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814
LA REVOLUC!ON DEL CUSCO DE 1814 689 recursos para todo, y él no cuenta con ninguno. La Paz y Oruro no valen tanto como Potosí solo, si no pensamos en otra cosa que reunir nuestras tropas y habilitarlas de cuanto necesitan para una nueva acción. En tal quedará expuesta a una contingencia. Todas estas reflexiones y otras muchísimas que sólo de palabra podría exponer a V. E. me obligan a opinar por la necesidad de que V. E. se repliegue del modo posible a esta Villa. V. E. sin embargo re– solverá lo que crea más conveniente. No obstante cuanto llevo ex– puesto, trato de remitir a V. E. las municiones que hay en esta Villa y los cañones por el camino de Chuquisaca escoltados con 100 hombres para cuyo efecto he dispuesto con esta fecha que el comandante Araux suspenda el cumplimiento de la orden de V. E. para que pase a ese cuartel general de Macha: que me remita la gente que tiene reunida, queda dice con 150 hombres bien arma– dos, ya para que contenga a los dispersos, ya para que el ene– migo no se aliente, viendo que le dejan libre el camino; el que venga a ésta la gente que tenga Araux es muy necesario, porque de otro modo no hay como sujetar el Pueblo que precisa, e in· dispensablemente se ha de conmover luego que sepa que se acer– ca el enemigo. V. E. si tuviese por conveniente ordenarse alguna cosa sobre el camino que hayan de tomar dichas remesas, se ser– virá hacerlo con la brevedad posible.- Entre tanto por si avanza el enemigo tengo meditado traer la maestranza, el Parque y de– más intereses del Estado a la casa de Moneda, reunir en ella todos los víveres que tenemos, y demás que puedan acopiarse del Pue– blo de Amiraya, amurallar las dos puertas, parapetar las ventanas, y con la tropa veterana, los comerciantes, que también meterán sus efectos, los empleados divididos, y esclavos a quienes prome– teré la libertad. Milicias de confianza, que en todo podrán com– poner el número de 600 hombres de armas, hacer una defensa obstinada, hasta que la falta de víveres que pueden duramos un mes, nos obligue a entregar inutilizado, lo que de otro modo que– daría siempre perdido; pero como en todo este tiempo puede V. E. estrechar al enemigo con sólo ponerse en los extramuros y tomarle los caminos, impidiendo el auxilio de víveres, se conse– guirá no sólo salvar esta gran riqueza encerrada, sino el que al menos reúna nuestra fuerza aquí, y pueda después operar junta contra el enemigo. Dios guarde a V.E. muchos años. Potosí siete de octubre de mil ochocientos trece.- Excelentísimo señor Capitán general de la Patria don Manuel Belgrano. Información sobre la conducta del presbítero don Felipe Del– gado ayudante de Viraco, en la convulsión de este Partido. El doc-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx