Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUSCO DE 1814 695 En la orla del escudo Viva el valeroso restaurador de la patria (3), de la religión de– fensor (4) y terror de los injustos magistrados. Dentro del Escudo La constitución española y magistrados obedecidos (S) ¡Hombres incrédulos y visionarios, acercaos a esos trofeos arran– cados por las valerosas tropas del rey a los infames insurgentes del Cusco; fijad sobre ellos vuestra vista, tocadlos con la mano, y cono– ceréis a vuestro pesar, que no son fabulosos los triunfos que por los papeles públicos os ha anunciado esta superioridad! Romped el te– nebroso velo que ofusca vuestros perturbados ojos, y refregadlos con el saludable bálsamo del desengaño y del arrepentimiento. Volved a rnestros pacíficos hogares, y olvidando todo resentimiento os ha– reis acreedores a la clemencia de nuestro monarca. El Sr. Presidente de Chuquisaca Brigaaier D. Miguel Tacón ha remitido al superior gobierno la siguiente copia del parte que ha dado al señor General Pezuela de la brillante acción que tuvo con las tropas de aquella guarnición contra los insurgentes acaudillados por Padilla y Moldes. En oficio fecha 31 del pasado instrui a US. la llegada al pueblo de Yotala en el mismo día de la división del Coronel Don Pedro An– tonio Rolando, y cuanto practiqué en consecuencia del objeto que le condujo, dirigido a recibir las compañías 2. éle Fernando VII y la de (3) Los caudillos de la rebelión fueron presos, y entregados al general de las tropas del rey por los patricios. (4) El sacrílego Mendoza tuvo el atrevimiento de sacar con sus propias manos del santuario de la Iglesia Mayor de Huamanga al Capitán Moya arrastrando de los cabellos y clavar un puñal en sus entrañas, sobre el mis· mo pavimento del templo de Dios, de paz y de bondad. ¡He aquí los que bla– sonan ser defensores de la religión! (5) ¿En qué capítulo de la constitución española (que en paz descanse), se previene que por elevar a unos pocos malvados, que siempre han vivido en la oscuridad y abatimiento, se pisen las leyes más sagradas que han res· petado nuestros antepasados, y que con el aparente velo de una felicidad fingida se niegue escandalosamente la justa y debida obediencia al rey?.

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