Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución del Cuzco de 1814

LA REVOLUCION DEL CUZCO DE 1814 71 son para publicar culpas, sino para absolver pecados: a lo que todo el pueblo se lo celebró, y llegándose en esto el declarante al señor Asesor le dijo; mi amigo, no sabía que Usted fuera de tan buena voluntad, pues si no es por Usted que ha defendido con el mayor vigor las autoridades, hay mucho derramamiento de sangre: le doy a Usted repetidas gracias de los buenos oficios con los que Usted ha mediado; porque de lo contrario el pueblo ya electrizado con la justicia que le asiste, pues adelante a comprobar el horroroso di– cho y violencia que expresó haber sufrido el Licenciado Don Lucas Esquinigo; que no lo expresa el declarante por horrorizarse. A lo que le contestó dicho señor Asesor: Yo no tengo personalidades con nadie, sino con el que es hombre de bien: Vote Usted por quién quiera, y a otra cosa. A su consecuencia, el declarante tomó una pluma y escribió sus votos con toda libertad, y estuvo en la Junta hasta las nueve de la noche en que se disolvió con toda paz, sosie– go y alegría hasta conducir al señor Presidente a su propia casa. Advirtiendo que el declarante faltó de dicha Junta una hora de cua– tro a cinco de la tarde que se retiró a su casa a comer, y que en todo el tiempo que estuvo allí, no advirtió tumulto, alboroto, ni otro motivo que indicase nulidad en la votación. Que esta es la verdad so cargo del juramento que tiene hecho, y siéndole leída esta su declaración de principio a fin, se afirmó y ratificó en ella que no le comprenden las generales de ley en cuanto a los recurren– tes, a excepción de Don Juan José Olañeta, por haber bautizado a un hijo de éste, por cuya circunstancia expresa no haberle sufra– gado su voto, y la firmó con su merced por ante mí de que doy fe. Rozas.- Francisco Carrascón. Ante mí: Mariano Meléndez Paez, Escribano de su majestad Público y Notario Mayor. 2~ Testigo el Doctor Don Mariano de Guevara Cura propio de Urubamba. En dicho día nueve de febrero de mil ochocientos trece, ante el señor Alcalde de primer voto, la parte del señor Teniente Asesor y demás electores presentó por testigo al Doctor Don Ma– riano de Guevara y Gamarra Cura propio y Vicario de la Villa de Urubamba, de quien su merced por ante mí el Escribano, y en vir– tud de la licencia concedida por el señor Provisor y Vicario Gene– ral que se le pasó de manifiesto, le recibió juramento que lo hizo in verbo sacerdotis tacto pectore, so cargo del cual ofreció decir verdad de lo que supiere y fuere preguntado, y siéndolo al tenor del escrito de fojas dos, dijo: Que el domingo siete del corriente mes a cosa de las diez del día, se dirigió el declarante al Convento de Nuestra Señora de la Merced, donde se hallaba la Junta de Feli-

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